Luego José tuvo otro sueño y se lo contó a sus hermanos. “Escuchen, tuve otro sueño”, explicó. “El sol y la luna y once estrellas se inclinaban ante mí”.
El lugar de incineración ha sido preparado hace mucho tiempo, listo para el rey. Su pira fúnebre es profunda y ancha, y tiene mucho fuego y leña. El soplo del Señor le prende fugo, como un torrente de azufre ardiente.
de la misma manera que viste la piedra extraída de la montaña, pero no por manos humanas, aplastar el hierro, el bronce, la arcilla, la plata y el oro. El gran Dios ha revelado a Su Majestad lo que ha de venir. El sueño es verdadero, y la explicación es fidedigna”.
“Dios no es un ser humano que mentiría. No es un simple mortal que cambia de opinión. ¿Acaso él dice que va a hacer algo, pero no lo hace? ¿Acaso hace promesas que no cumple?
Entonces el rey dirá a los de su derecha: ‘vengan ustedes, benditos de mi Padre, hereden el reino que ha sido preparado para ustedes desde el principio del mundo.
“Pero no me corresponde a mí decidir quién se sentará a mi derecha o a mi izquierda. Esos lugares están guardados para aquellos para quienes han sido preparados”.
Los cuatro ángeles que habían sido reservados especialmente para esta hora, día, mes y año fueron liberados para matar a una tercera parte de la humanidad.