Entonces el Señor le dijo a la serpiente: “Por lo que has hecho, serás maldita entre todos los animales. Te arrastrarás sobre tu vientre y comerás polvo mientras vivas.
“¡Mira! Me expulsas en este instante, maldiciendo la tierra y echándome de tu presencia. Ahora tendré que esconderme y seré siempre un prófugo, errante por toda la tierra. ¡Y cualquiera que me encuentre me matará!”
¡Cuidado! El Señor viene desde donde vive para castigar a los pueblos de la tierra por sus pecados. La tierra revelará la sangre que se ha derramado en ella; la tierra ya no ocultará a los que han sido asesinados.
Todos los que dependen del cumplimiento de la ley están bajo maldición, porque como dice la Escritura: “Maldito es todo aquél que no guarda cuidadosamente todo lo que está escrito en el libro de la ley”.