“¿Qué garantía tengo que darte?” preguntó él. “Tu sello de sello y su cordón, y tu bastón que sostienes”, respondió ella. Él se los entregó. Se acostó con ella y quedó embarazada.
El Faraón se quitó el anillo del sello del dedo y lo puso en el dedo de José. Lo vistió con ropas de lino fino y le puso una cadena de oro alrededor del cuello.
El Señor dijo a Joaquín, hijo de Joacim, rey de Judá: Vivo yo, declara el Señor, que aunque fueras un anillo de sello en un dedo de mi mano derecha, te arrancaría.