Labán había notado el zarcillo y los brazaletes que ella estaba usando, y había escuchado a su hermana Rebeca decir: “Esto es lo que me dijo aquél hombre”.Cuando llegó, todavía el hombre estaba de pie con sus camellos junto a la fuente.
Pidieron una bendición sobre ella diciendo: “Nuestra querida hermana, que seas la madre de miles de descendientes, y que tus hijos conquisten a sus enemigos”.
Tan pronto como Labán escuchó la noticia acerca de Jacob, salió corriendo a su encuentro. Lo abrazó y lo besó, y se lo llevó a casa. Después de que Jacob le explicó todo a Labán,