“Entonces me arrodilé y me incliné para adorar al Señor. Le agradecí al Señor, al Dios de mi señor Abraham, porque me condujo directamente hasta la sobrina de mi señor Abraham para su hijo.
Entonces Labán comenzó a buscar en las tiendas de Jacob, Lea y las dos criadas personales, pero no encontró nada, y entonces entró a la tienda de Raquel.