Cuando los hombres de esa tierra le preguntaron por su esposa, él respondió diciendo: “Ella es mi hermana”, porque tuvo miedo. Pues pensó para sí mismo: “Si digo que ella es mi esposa, me matarán para quedarse con Rebeca, pues es muy hermosa”.
No tengan miedo de aquellos que pueden matarlos físicamente, pero que no pueden matarlos espiritualmente. En lugar de ello, tengan miedo de Aquel que puede destruirlos física y espiritualmente en Gehena.
Pero David pensó para sí mismo: “Un día de estos Saúl va a atraparme. Creo que será mejor que huya a la tierra de los filisteos. Así Saúl dejará de buscarme por todo Israel y no me atrapará”.