Entonces Moisés regresó donde Jetro su suegro y le dijo: “Por favor, permíteme volver con mi propio pueblo en Egipto para ver si alguno de ellos sigue vivo”. “Ve con mi bendición”, respondió Jetro.
Moisés era un pastor que cuidaba el rebaño de Jetro, su suegro, el sacerdote de Madián. Condujo el rebaño lejos en el desierto hasta que llegó al monte de Dios, el monte Horeb.
Algún tiempo después, Pablo le dijo a Bernabé: “Regresemos y visitemos a los creyentes de cada ciudad donde hemos predicado la palabra de Dios, y veamos cómo están”.
Todos los que están sujetos bajo esclavitud deben considerar a sus amos como dignos de respeto, para que el nombre de Dios y las creencias cristianas no sean difamados.