Asaron al fuego los sacrificios de la Pascua, como se requiere, y cocieron las ofrendas sagradas en ollas, calderos y sartenes, y las llevaron rápidamente a los laicos.
haciendo de sus vidas una miseria. Los obligaban a hacer trabajos duros, construyendo con mortero y ladrillos, y haciendo todo tipo de trabajo pesado en los campos. Y en medio de todo este trabajo duro los trataban con crueldad.
Así que Moisés le dijo al pueblo: “Recuerden que este es el día en que dejaron Egipto, la tierra de su esclavitud, porque el Señor los sacó de allí con su asombroso poder. (Nada con levadura en él será comido).
“No ofrecerán la sangre de mis sacrificios junto con nada que contenga levadura, y la grasa de las ofrendas presentadas en mi festival no debe dejarse hasta la mañana.
No ofrezcas pan hecho con levadura cuando me presentes un sacrificio, ni guardes ningún sacrificio de la fiesta de la Pascua hasta la mañana siguiente.
Sin embargo, la voluntad del Señor era que fuera aplastado y que sufriera, porque cuando dé su vida como ofrenda por la culpa, verá a sus descendientes, tendrá una larga vida, y lo que el Señor quiere se logrará a través de él.
Quemen pan sin levadura como ofrenda de agradecimiento, y anuncien sus ofrendas voluntarias para que todos lo sepan. ¡Porque eso es lo que les gusta los Israelitas! Declara el Señor Dios.
Yo enviaré un espíritu de gracia y oración en la casa de David y sobe los habitantes de Jerusalén. Ellos mirarán al que han atravesado, y se lamentarán sobre él, como quien guarda luto por su único hijo, llorando amargamente por su romogénito.
Mientras comían, Jesús tomó del pan y lo bendijo. Entonces lo partió y lo repartió entre los discípulos. “Tomen este pan y cómanlo porque este es mi cuerpo”, dijo Jesús.
Ustedes fueron imitadores de nosotros y de Dios cuando recibieron el mensaje, pues a pesar de sus problemas experimentaron el gozo que viene del Espíritu Santo.