Pero entre todos los israelitas ni siquiera el ladrar de un perro molestará a las personas o a sus animales. Así sabrán que el Señor distingue entre Egipto e Israel.
Pero los magos egipcios hicieron lo mismo usando sus artes mágicas. El Faraón mantuvo su actitud terca y no quiso escuchar a Moisés y Aarón, tal como el Señor había predicho.
“Este es un acto de Dios”, le dijeron los magos al Faraón. Pero el Faraón eligió ser obstinado y duro de corazón, y no quiso escuchar a Moisés y Aarón, como el Señor había predicho.
Sin embargo, en esta ocasión trataré a la tierra de Gosén de manera diferente, que es donde vive mi pueblo, y no habrá allí ningún enjambre de moscas. Así es como sabrán que yo, el Señor, estoy aquí en su país.