Dios dio a estos cuatro jóvenes la capacidad de aprender y entender en todas las áreas de la literatura y el conocimiento, mientras que a Daniel también le dio el don de interpretar toda clase de visiones y sueños.
“Beltsasar, jefe de los magos”, yo dije: “Ciertamente sé que el espíritu de los dioses santos está en ti y que ningún misterio te resulta difícil de explicar. Así que cuéntame lo que he visto en mi sueño y explícame lo que significa.
Luego, en la visión que tuve esa noche, apareció una cuarta bestia. Era aterradora, espantosa y extremadamente poderosa, con grandes dientes de hierro. Destrozaba y devoraba a sus víctimas, y luego pisoteaba lo que quedaba. Esta bestia era diferente a las anteriores, y tenía diez cuernos.
Los israelitas se alegraron del informe y Dios los bendijo. Ya no hablaron de ir a la guerra para destruir la tierra donde vivían las tribus de Rubén y Gad.