Sin embargo, Daniel decidió no contaminarse comiendo la rica comida y el vino del rey. Pidió al jefe de los eunucos que le permitiera no impurificarse.
“Así que pienso construir un Templo para honrar al Señor, mi Dios, como el Señor le dijo a mi padre David. Le dijo: ‘Tu hijo, al que pondré en tu trono para que te suceda, construirá el Templo para honrarme’.
El rey también les proporcionaba una ración diaria del mismo tipo de comida rica y vino que le servían a él. Al final de sus tres años de educación entrarían al servicio del rey.
Cuando llegó y vio con sus propios ojos cómo estaba obrando la gracia de Dios, se deleitó en esto. Y animó a todos a que se consagraran por completo a Dios y a mantenerse fieles.
Debemos escribirles y decirles que eviten la comida sacrificada a los ídolos, la inmoralidad sexual, la carne de animales que hayan sido estrangulados, y de consumir sangre.
Pero si un hombre se mantiene fiel a sus principios, y no tiene obligación de casarse, y tiene el poder para mantener sus sentimientos bajo control y permanecer comprometido con ella, hace bien en no casarse.