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Referencias Cruzadas
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Apocalipsis 18:20

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Cielos, creyentes, apóstoles y profetas, celebren lo que le ha ocurrido, porque Dios la ha condenado a ella así como ella los condenó a ustedes.

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26 Referencias Cruzadas  

Los que viven en rectitud mirarán lo que está pasando y se alegrarán, pero los malvados serán silenciados.

Cuando me maldigan, tú me bendecirás. Cuando me ataquen, tú los destruirás. Y yo, tu siervo, me alegraré.

El Señor fue mi vengador, sometió a los pueblos debajo de mí,

Deja que la gente del Monte de Sión se alegre; ¡Permite que la gente de Judá celebre porque tus mandatos siempre son justos!

Los que viven con rectitud se alegrarán cuando vean que hay un castigo; lavarán sus pies en la sangre de los malvados.

¡El Señor es un Dios de venganza! Dios de venganza, ¡manifiéstate!

Toda la ciudad celebra cuando los buenos tienen éxito; así mismo gritan de alegría cuando mueren los malvados.

¡Cuidado! El Señor viene desde donde vive para castigar a los pueblos de la tierra por sus pecados. La tierra revelará la sangre que se ha derramado en ella; la tierra ya no ocultará a los que han sido asesinados.

Canten en fiesta, cielos, porque el Señor ha hecho esto; griten con fuerza, profundidades de la tierra. Griten de alegría, montañas, bosques y todo árbol. Porque el Señor ha liberado a Jacob, y su gloria se muestra en Israel.

¡Cielos, griten de alegría! Tierra, ¡celebración! Montañas, ¡cantad de alegría! El Señor ha venido a cuidar de su pueblo, y tratará con bondad a su pueblo que sufre.

Porque el Señor se ha arrepentido de castigarte, y ha enviado lejos a tus enemigos. El Señor, el rey de Israel está contigo y nunca más tendrás que temer al desastre.

que está siendo edificada sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, del cual Cristo es la piedra angular.

En las generaciones pasadas esto no se le había explicado a nadie, pero ahora ha sido revelado a los santos apóstoles de Dios y a los profetas por medio del Espíritu,

Los dones que él dio fueron tantos que algunos pudieron ser apóstoles, otros profetas, otros evangelistas, otros pastores y otros maestros,

Mis flechas se emborracharán de sangre, como mi espada come carne; la sangre de los muertos y capturados, las cabezas de los líderes del enemigo.

No olviden las palabras que los profetas dijeron en el pasado, y lo que el Señor y Salvador ordenó por medio de los apóstoles.

Pero ustedes, mis queridos amigos, recuerden, por favor, lo que les dijeron los apóstoles de nuestro Señor Jesucristo.

“¡Así que celebren, cielos, y todos los que allí habitan! Lloren, tierra y mar, pues el diablo ha descendido a ustedes y está muy enojado, sabiendo que su tiempo es corto”.

Devuélvanle lo que ella les dio; páguenle el doble de lo que hizo. Y en su propia copa mezclen el doble de las aflicciones que ella mezcló para otros.

Y clamaban, diciendo: “¿Hasta cuándo, Señor, que eres santo y verdadero, harás juicio y traerás justicia sobre aquellos en la tierra que derramaron nuestra sangre?”

¡Que todos tus enemigos mueran así, Señor! ¡Pero que los que te aman brillen como el sol en todo su esplendor! La tierra estuvo en paz por cuarenta años.




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