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Referencias Cruzadas
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Apocalipsis 18:19

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Y se echaban tierra sobre sus cabezas, gritando, lamentándose y llorando: “¡Desastre, desastre ha herido a la gran ciudad que enriqueció a los dueños de barcos con su extravagancia! ¡En apenas una hora fue destruida!”

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13 Referencias Cruzadas  

Entonces se puso ceniza en la cabeza y se rasgó su larga túnica. Se puso las manos en la cabeza y se fue llorando a gritos.

El día veinticuatro de este mismo mes, los israelitas se reunieron, ayunando y vistiendo de cilicio, con polvo en la cabeza.

Cuando vieron a Job de lejos, apenas lo reconocieron. Prorrumpieron en fuertes lamentos, se rasgaron las vestiduras y arrojaron polvo al aire sobre sus cabezas.

Babilonia, la ciudad más maravillosa de cualquier reino, el mayor orgullo del pueblo babilónico, será demolida por Dios como Sodoma y Gomorra.

Los ancianos de la Hija de Sión están sentados en el suelo en silencio. Han echado polvo sobre sus cabezas y se han puesto ropas de cilicio. Las jóvenes de Jerusalén se han inclinado con la cabeza hacia el suelo.

Gritan por ti y rompen a llorar. Lloran por ti echando polvo sobre sus cabezas y revolcándose en las cenizas.

Entonces Josué rasgó sus ropas y cayó de bruces al suelo delante del Arca del Señor hasta la noche. Los ancianos hicieron lo mismo, y él y los ancianos se echaron polvo en la cabeza.

Los diez cuernos que viste y la bestia odiarán a la prostituta, y le quitarán todas sus posesiones, y la dejarán desnuda, comerán su carne y la quemarán hasta que quede en cenizas.

Permaneciendo a la distancia, con temor de sufrir la misma agonía que ella, dirán, “¡Desastre, desastre ha herido a Babilonia, la gran ciudad! ¡En solo una hora se ejecutó tu sentencia de muerte!”

Pues todas las naciones han bebido el vino de su descabellada inmoralidad sexual. Los reyes de la tierra han cometido adulterio con ella, y los comerciantes de la tierra se han enriquecido de su sensualidad y excesos”.

Ahora por esto sus plagas caerán sobre ella en un solo día: muerte, lamento y hambre. El fuego la destruirá por completo, pues el Dios que la condena tiene gran poder”.

Un hombre de la tribu de Benjamín huyó aquel día de la batalla hasta Silo. Su ropa estaba rota y tenía tierra en la cabeza.




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