Maldigo su ira porque es demasiado dura; maldigo su furia porque es demasiado cruel. Separaré a sus descendientes a través de Jacob; los dispersaré por todo Israel.
Ellos rechazan a las personas que el Señor rechaza y honran a los que siguen al Señor. Guardan y cumplen sus promesas, incluso cuando es difícil hacerlo. Ellos no cambian su manera de pensar.
La gente lo despreciaba y lo rechazaba. Era un hombre que realmente sufría y que experimentaba el dolor más profundo. Le tratamos como a alguien a quien se le da la espalda con asco: le despreciamos y no le respetamos.
Los hijos de los que te persiguieron vendrán y se inclinarán ante ti; todos los que te despreciaban se postrarán a tus pies y te llamarán Ciudad del Señor, Sión del Santo de Israel.
El hermano entregará a su hermano y lo mandará a matar, y el padre hará lo mismo con su hijo. Los hijos se rebelarán contra sus padres, y los entregarán a la muerte.
“Todo el que los oye a ustedes me oye a mí, y todo el que los rechaza a ustedes me rechaza a mí. Pero cualquiera que me rechaza a mí, rechaza al que me envió”.
De manera que no se priven el uno del otro, excepto por mutuo acuerdo, por un tiempo, por ejemplo, si quieren dedicar un tiempo a la oración. Después, vuelvan a estar juntos para que Satanás no los tiente a pecar por causa de su falta de dominio propio.
Así que todo el que rechaza esta enseñanza, no está rechazando lo que dice un ser humano, sino que está rechazando a Dios, quien es el que da su Espíritu Santo.
Sus esposas también deben ser respetables. No deben andar difamando a las personas con chismes, y deben tener dominio propio y ser fieles en todo lo que hagan.
Del mismo modo, las mujeres de mayor edad deben comportarse de una manera que demuestre que tienen vidas dedicadas a Dios. No deben destruir la reputación de la gente con su hablar, y no deben ser adictas al vino.
Siempre están en búsqueda de relaciones adúlteras, y no pueden dejar de pecar. Seducen a quienes son vulnerables, y se han entrenado en la codicia; son una descendencia maldita.
Tales personas son gruñonas, que siempre están quejándose. Siguen sus propios deseos malos, y hablan con jactancia de sí mismos, y halagan a otros para lograr sus propios fines.
Y se le permitió infundir aliento de vida en la imagen de la bestia para que pudiera hablar, y daba órdenes de mandar a matar a todo aquél que no le adorara.
Y vi que la mujer estaba ebria con la sangre de los creyentes, y con la sangre de los mártires que habían muerto por Jesús. Cuando la vi, me quedé totalmente asombrado.