Abraham aceptó la oferta de Efrón y Abraham calculó el peso y le dio a Efrón las cuatrocientas piezas de plata que había dicho, usando el peso estándar que usaban los mercaderes, y delante de los hititas como testigos.
Absalón se topó con algunos de los hombres de David cuando iba montado en su mula. Cuando la mula pasó por debajo de las ramas retorcidas de un gran roble, los cabellos de Absalón se enredaron en el árbol. La mula que montaba siguió avanzando, dejándolo colgado entre la tierra y el cielo.
Lo que ocurrirá es que en lugar de oler a perfume, apestará. En lugar de llevar un fajín, estará atada con una cuerda. En lugar de llevar el cabello peinado, se quedará calva. En lugar de ropas finas, vestirá un saco. En lugar de lucir bella, será avergonzada.