David invitó a Urías a cenar. Urías comió y bebió con él, y David emborrachó a Urías. Pero por la noche se fue a dormir en su estera con los guardias del rey, y no volvió a casa.
Entonces el rey Roboam hizo escudos de bronce para reemplazarlos y se los entregó a los capitanes de la guardia para que los cuidaran. Ellos estaban de guardia a la entrada del palacio real.