Yo mismo, Pablo, los insto personalmente, por la bondad y la ternura de Cristo. El mismo Pablo que es “tímido” cuando está con ustedes, pero que es “osado” cuando no está allá.
Estén felices y celebren, pueblo de Sión! ¡Grita, pueblo de Jerusalén! Mira, tu rey viene hacia ti. Él hace lo recto y trae la salvación; es humilde, viene montado sobre un asno—en realidad sobre un potro, que es la cría de un asno.
Y el texto de la Escritura que estaba leyendo era este: “Como oveja, fue llevado al matadero; y como cordero que enmudece ante su trasquilador, ni siquiera abrió su boca.
Luego Isaías lo dijo con mayor vehemencia: “Fui encontrado por personas que ni siquiera me estaban buscando; me presenté a personas que ni siquiera estaban preguntando por mí”.
Así que yo los animo, mis hermanos y hermanas, por la compasión de Dios por ustedes, que dediquen sus cuerpos como una ofrenda viva que es santa y agradable a Dios. Esta es la manera lógica de adorar.
Nosotros somos necios en Cristo, ¡pero ustedes son tan sabios en Cristo! ¡Nosotros somos los débiles, pero ustedes son tan fuertes! ¡Ustedes tienen la gloria, pero nosotros somos rechazados!
Les ruego para que la próxima vez que esté con ustedes, no tenga que ser tan duro como pienso que tendré que ser, confrontando abiertamente a los que piensan que nosotros nos comportamos de forma mundana.
¡Miren lo que tienen delante de sus ojos! Todo el que crea que pertenece a Cristo debe pensarlo dos veces, porque así como ellos pertenecen a Cristo, nosotros también le pertenecemos.
¡Lamento tanto que nosotros fuimos muy débiles para soportar algo así! Pero sean cuales sean las razones por las cuales la gente se jacta, me atrevo a hacerlo también. (En esto hablo como necio una vez más).
Les hablo con confianza porque estoy orgulloso de ustedes. Son una fuente de ánimo para mí. Y estoy muy contento de ustedes a pesar de todas nuestras dificultades.
Pero su fe en él debe seguir firme como una roca, e inamovible. No se dejen sacudir de la esperanza de la buena noticia que han oído, la buena noticia que se ha esparcido por todo el mundo. Esa es la obra que yo, Pablo, he estado haciendo.
Yo soy Juan, hermano de ustedes, partícipe en el sufrimiento y en el reino, y en la paciente espera que experimentamos en Jesús. Fui detenido en la isla de Patmos por compartir la palabra de Dios y la verdad tal como fue revelada por Jesús.