Así que Elí le dijo a Samuel: “Vuelve a la cama, y si escuchas el llamado, dile: ‘Habla, Señor, porque tu siervo te escucha’”. Así que Samuel volvió a su cama.
“No tengas miedo; Dios te quiere mucho. ¡Que tengas paz! ¡Sé fuerte! Ten valor!” Mientras me hablaba, me fortalecí y dije: “Señor mío, háblame, porque me has fortalecido”.
El Señor volvió a llamar por tercera vez: “¡Samuel!”. Éste se levantó, fue a ver a Elí y le dijo: “Aquí estoy ¿Me llamabas?” . Entonces Elí se dio cuenta de que era el Señor quien llamaba al muchacho.