Así que Jacob le dijo: “Ve a ver cómo están tus hermanos y los rebaños, y vuelve y házmelo saber”. Así que lo despidió, y José partió del Valle de Hebrón,
miel, cuajada, ovejas y queso de leche de vaca para que David y el pueblo que lo acompañaba comieran. Porque decían: “El pueblo está hambriento, cansado y sediento por su travesía por el desierto”.
Algún tiempo después, Pablo le dijo a Bernabé: “Regresemos y visitemos a los creyentes de cada ciudad donde hemos predicado la palabra de Dios, y veamos cómo están”.
Cuando David recuperó a los doscientos hombres que habían estado demasiado cansados para seguir con él desde el valle de Besor, salieron a recibirlo a él y a los hombres que lo acompañaban. Cuando David se acercó a los hombres para saludarlos,