De la misma manera, cuando ustedes hayan hecho todo lo que se les encargó, simplemente digan: ‘Somos siervos indignos. Solo cumplimos con nuestro deber’”.
El Fariseo estaba en pie y oraba, diciendo: ‘Dios, te agradezco porque no soy como otras personas, como los ladrones o criminales, adúlteros, o incluso como este recaudador de impuestos.
, le dijo a su madre: “Esos mil cien siclos de plata que te robaron y que te oí maldecir, yo tengo la plata. Yo fui quien la tomó”. Entonces su madre le dijo: “¡Hijo mío, que el Señor te bendiga!”
“Que el Señor te bendiga, hija mía”, dijo él. “Estás mostrando aún más lealtad y amor a la familia que antes. No has ido a buscar a un hombre más joven, sea cual sea su condición social.
“Lamento haber hecho rey a Saúl, porque ha dejado de seguirme y no ha hecho lo que le ordené”. Samuel se molestó y clamó al Señor durante toda la noche.
“¡Pero si hice lo que el Señor me ordenó!” respondió Saúl. “Fui e hice lo que el Señor me mandó hacer. Hice regresar a Agag, rey de Amalec, y destruí por completo a los amalecitas.
Saúl y su ejército perdonaron a Agag, junto con las mejores ovejas y ganado, los terneros y corderos gordos, y todo lo que era bueno. No quisieron destruir eso, sino que destruyeron por completo todo lo despreciable y que no tenía valor.
Mientras tanto, uno de los hombres de Nabal le dijo a Abigail, la esposa de Nabal: “David envió a unos mensajeros del desierto para que le trajeran saludos a nuestro amo, pero él sólo los insultó.