¿Acaso no tienen sus propias casas donde pueden comer y beber? ¿Menosprecian la casa de Dios, y humillan a los que son pobres? ¿Acaso podría decirles que están haciendo bien? ¡No tengo nada bueno que decirles por hacer esto!
Por eso les envié a Timoteo, mi hijo fiel en el Señor y a quien amo. Él les recordará la manera como yo sigo a Cristo, así como siempre lo enseño en cada iglesia que visito.
Aparte de tales casos, cada uno de ustedes debería mantenerse en la situación que el Señor le asignó, y seguir viviendo la vida a la que Dios los ha llamado. Ese es mi consejo a todas las iglesias.
Ustedes fueron imitadores de nosotros y de Dios cuando recibieron el mensaje, pues a pesar de sus problemas experimentaron el gozo que viene del Espíritu Santo.
Ahora Timoteo ha vuelto después de haberlos visitado, y nos ha traído buenas noticias sobre su fe en Dios y el amor que tienen. Nos ha dicho que aún tienen recuerdos gratos de nosotros, y que anhelan vernos así como nosotros deseamos verlos a ustedes.
Ahora queremos decirles, hermanos, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que no se asocien con ningún creyente que no quiera trabajar por su sustento, esos que no siguen las enseñanzas que aprendieron de nosotros.