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Juan 9:22 - NT Traducción Contemporánea de la Biblia

22 Estas cosas dijeron los padres del que había sido sanado. Ellos tenían miedo a los judíos, porque ya los judíos se habían puesto de acuerdo para que si alguno confesara que Jesús era el Mesías, entonces fuese expulsado de la sinagoga.

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Biblia Reina Valera 1960

22 Esto dijeron sus padres, porque tenían miedo de los judíos, por cuanto los judíos ya habían acordado que si alguno confesase que Jesús era el Mesías, fuera expulsado de la sinagoga.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

22 Los padres dijeron eso por miedo a los líderes judíos, quienes habían anunciado que cualquiera que dijera que Jesús era el Mesías sería expulsado de la sinagoga.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

22 Los padres contestaron así por miedo a los judíos, pues éstos habían decidido expulsar de sus comunidades a los que reconocieran a Jesús como el Mesías.

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La Biblia Textual 3a Edicion

22 Esto dijeron sus padres porque temían a los judíos, por cuanto los judíos ya habían acordado que si alguno lo confesaba° como Mesías, fuera expulsado de la sinagoga.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

22 Esto dijeron sus padres, porque tenían miedo de los judíos; pues éstos habían acordado ya que quien lo reconociera como Cristo fuera expulsado de la sinagoga.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

22 Esto dijeron sus padres porque tenían miedo de los judíos; porque los judíos ya habían acordado que si alguno confesase que Él era el Cristo, debía ser expulsado de la sinagoga.

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Juan 9:22
24 Tagairtí Cros  

Serán plenamente felices cuando los perseguidores les desprecien, y también cuando los excluyan de la comunidad o sociedad, también cuando los calumnien y manchen sus nombres, por causa del Hijo del Hombre.


Este es el testimonio de Juan el Bautista, cuando los judíos enviaron a sacerdotes y a levitas desde Jerusalén, con el propósito de interrogarlo, preguntándole: – ¿Quién eres tú?


Serán expulsados de las sinagogas; y lo peor de todo es que los asesinarán pensando que están obedeciendo a Dios.


Después de la muerte de Jesús, José de Arimatea, quien era discípulo suyo pero lo seguía en secreto por temor a los judíos, pidió a Pilatos autorización para llevarse el cuerpo de Jesús. Pilatos concedió el permiso, así que José vino y se llevó el cuerpo de Jesús.


Era el atardecer del domingo, y estando los discípulos en un lugar con las puertas cerradas, por miedo a los judíos; vino Jesús y se puso en medio, y dijo: – Paz a ustedes.


Pero nadie se atrevía hablar abiertamente acerca de Jesús, por miedo a los judíos.


Los judíos no creían que él había sido ciego y ahora veía. Sin embargo, llamaron a los padres del que había sido ciego para preguntarles cómo había recuperado la vista,


pero cómo ve ahora, no lo sabemos; tampoco sabemos quién lo sanó; mejor pregúntenle a él, pues él ya tiene la edad para hablar por sí mismo.


Los fariseos replicaron al hombre: – Tú naciste en total pecado, ¿y te atreves a enseñarnos? Y lo arrojaron fuera.


Cuando Jesús escuchó que expulsaron al hombre que Él sanó, lo encontró y le preguntó: – ¿Tú crees en el Hijo del Hombre?


Por eso, los llamaron y les ordenaron severamente que no hablaran ni enseñaran en el nombre de Jesús.


Los que no aceptaban la fe cristiana, no se atrevían a unirse a los nuevos creyentes, pero el pueblo estaba muy alegre con lo que estaba sucediendo y los apreciaba.


Así que llamaron a los apóstoles, los azotaron y les ordenaron que no siguieran hablando en el nombre de Jesús. Luego los dejaron en libertad.


Pero los cobardes, los incrédulos, los abominables, los asesinos, los que cometen inmoralidades sexuales, los hechiceros, los idólatras y todos los mentirosos recibirán como herencia el lago de fuego y azufre; que es la segunda muerte”.


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