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Juan 4:38 - NT Traducción Contemporánea de la Biblia

38 Yo les envié a cosechar lo que ustedes no sembraron; otros han sembrado y han trabajado, en cambio, ustedes llegaron solamente a cosechar.

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Biblia Reina Valera 1960

38 Yo os he enviado a segar lo que vosotros no labrasteis; otros labraron, y vosotros habéis entrado en sus labores.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

38 Yo los envié a ustedes a cosechar donde no sembraron; otros ya habían hecho el trabajo, y ahora a ustedes les toca levantar la cosecha.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

38 Yo los he enviado a ustedes a cosechar donde otros han trabajado y sufrido. Otros se han fatigado y ustedes han retomado de su trabajo.

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La Biblia Textual 3a Edicion

38 Yo os envié a segar lo que vosotros no habéis labrado; otros han labrado, y vosotros habéis entrado en su labor.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

38 Yo os envié a cosechar lo que vosotros no habéis trabajado; otros realizaron su trabajo, y de él os habéis aprovechado vosotros'.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

38 Yo os he enviado a segar lo que vosotros no labrasteis; otros labraron, y vosotros habéis entrado en sus labores.

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Juan 4:38
20 Tagairtí Cros  

Jesús recorrió toda Galilea enseñando en las sinagogas de los judíos, predicando el Evangelio del reino, y sanando toda enfermedad y todo tipo de mal en las personas.


Juan el Bautista vino para testificar, su testimonio era sobre la luz que es Cristo, para que todos creyesen a través de este testimonio.


Como Tú me enviaste al mundo, yo también los envié al mundo;


Este dicho es verdadero: “Uno es el que siembra y otro es el que cosecha”.


Muchos samaritanos de aquella ciudad, creyeron por medio del testimonio de la mujer, que dijo: – Todo lo que hice, Él lo sabía.


Así pues, las personas que fueron convencidas por la Palabra de Dios, fueron bautizadas; y en aquel día, tres mil almas fueron añadidas a la comunidad de los creyentes.


La multitud de los que creyeron tenía un solo pensamiento y un solo sentir. Nadie se atrevía a decir que lo que tenía era solo suyo sino que lo ponían al servicio de la comunidad;


Muchos de los que escucharon la Palabra, creyeron; y el número de convertidos llegaba a unos cinco mil.


Cada día, aumentaba el número de los creyentes en el Señor, había multitudes, tanto hombres como mujeres;


Y la Palabra de Dios crecía y se multiplicaba el número de los discípulos en Jerusalén de una forma extraordinaria. También había un numeroso grupo de los sacerdotes que obedecían a la fe.


No nos jactamos desmedidamente a costa del trabajo de otros, al contrario, tenemos la esperanza de que, según vaya creciendo la fe por identidad de ustedes, también crezca inmensamente nuestro trabajo entre ustedes;


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