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Hechos 20:9 - NT Traducción Contemporánea de la Biblia

9 Un joven llamado Eutico, que estaba sentado en una ventana, se durmió porque Pablo extendió mucho su enseñanza; cuando se quedó profundamente dormido, se cayó desde el tercer piso y lo recogieron muerto.

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Biblia Reina Valera 1960

9 y un joven llamado Eutico, que estaba sentado en la ventana, rendido de un sueño profundo, por cuanto Pablo disertaba largamente, vencido del sueño cayó del tercer piso abajo, y fue levantado muerto.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

9 Como Pablo hablaba y hablaba, a un joven llamado Eutico, que estaba sentado en el borde de la ventana, le dio mucho sueño. Finalmente se quedó profundamente dormido y se cayó desde el tercer piso y murió.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

9 Un joven, llamado Eutico, estaba sentado en el borde de la ventana, y como Pablo no terminaba de hablar, el sueño acabó por vencerle. Se durmió y se cayó desde el tercer piso al suelo. Lo recogieron muerto.

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La Biblia Textual 3a Edicion

9 Y a cierto joven que estaba sentado en la ventana, llamado Eutico, lo iba dominando un sueño profundo mientras Pablo disertaba largamente, hasta que, rendido por el sueño, cayó del tercer piso abajo, y fue levantado muerto.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

9 Un muchacho de nombre Eutiques estaba sentado sobre la ventana y se iba adormilando a medida que Pablo prolongaba su discurso, hasta que, vencido por el sueño, cayó desde el tercer piso abajo y lo recogieron ya muerto.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

9 Y un joven llamado Eutico, que estaba sentado en una ventana, cayó en un sueño profundo; y como Pablo predicaba largamente, se quedó dormido y cayó del tercer piso abajo, y fue levantado muerto.

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Hechos 20:9
9 Tagairtí Cros  

no sea que los encuentren durmiendo.


Y después de gritar y hacer que el chico convulsionara, el espíritu salió. El niño quedó desmayado, y la gente pensaba que había muerto.


En eso llegaron de Antioquia e Iconio unos judíos, que convencieron a la multitud que estuvieran en contra de Pablo, ellos lo apedrearon hasta dejarlo inconsciente y lo arrastraron fuera de la ciudad; pensaron que Pablo estaba muerto.


Pablo bajó a donde estaba Eutico, se arrodilló cerca de él y después de abrazarlo, dijo: – No se preocupen, aún hay vida en él.


El domingo nos reunimos todos para celebrar la Cena del Señor. Pablo tenía pensado irse al día siguiente. Él tomó la palabra y alargó su discurso hasta la media noche.


Estábamos reunidos en el piso de arriba y había muchas lámparas en la sala de reuniones.


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