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Hechos 13:33 - NT Traducción Contemporánea de la Biblia

33 Dios la ha cumplido plenamente a nosotros, los descendientes de ellos, al resucitar a Jesús. Como está escrito en el Salmo 2: “Tú eres mi hijo; hoy mismo te he engendrado”.

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Biblia Reina Valera 1960

33 la cual Dios ha cumplido a los hijos de ellos, a nosotros, resucitando a Jesús; como está escrito también en el salmo segundo: Mi hijo eres tú, yo te he engendrado hoy.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

33 Y ahora Dios nos la cumplió a nosotros, los descendientes, al resucitar a Jesús. Esto es lo que el segundo salmo dice sobre Jesús: “Tú eres mi Hijo. Hoy he llegado a ser tu Padre”.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

33 y que cumplió para nosotros, sus hijos, al resucitar a Jesús, como está escrito en el Salmo: Tú eres mi hijo, yo te he engendrado hoy.

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La Biblia Textual 3a Edicion

33 pues Dios la ha cumplido a nosotros, sus hijos, resucitando a Jesús, como también está escrito en el salmo segundo: Mi hijo eres Tú, Yo te he engendrado hoy.°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

33 Dios la ha cumplido en favor de los hijos, que somos nosotros, suscitando a Jesús, como ya estaba escrito en el Salmo segundo: Hijo mío eres tú; yo te he engendrado hoy.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

33 la cual Dios ha cumplido a los hijos de ellos, a nosotros; resucitando a Jesús; como también en el salmo segundo está escrito: Mi Hijo eres tú, yo te he engendrado hoy.

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Hechos 13:33
10 Tagairtí Cros  

Cuando Jesús resucitó de entre los muertos, los discípulos recordaron lo que Él había dicho, y creyeron en la Escritura y en la Palabra que Jesús enseñó.


Pero Dios lo resucitó de entre los muertos.


Dios lo resucitó para cumplir con lo que ya había anunciado, que no dejaría que el cuerpo de Jesús se descompusiera en la tumba. Así lo había dicho: “Yo les daré las bendiciones santas y seguras prometidas a David”.


Mas a Jesús, Dios lo resucitó, y Él no vio la descomposición de su carne.


pero Dios lo resucitó, liberándolo de sus dolores de muerte, ya que la muerte no tenía ningún poder para retenerlo.


Dios resucitó a Jesús, y todos nosotros somos testigos de esta resurrección.


Muy pronto, Saulo ya estaba predicando en las sinagogas que Jesús era el Hijo de Dios.


Lo mismo sucede con Cristo: no se glorificó a sí mismo como Sumo Sacerdote, sino que Dios, quien le dio el honor de ser Sumo Sacerdote, lo glorificó, diciendo: “Tú eres mi hijo; heredas mi identidad”.


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