Gálatas 3:10 - NT Traducción Contemporánea de la Biblia10 Los que tratan de vivir la justicia por sus propios esfuerzos, están destinados a la maldición, porque ha sido escrito: “Maldito todo aquel que no cumpla con todas las prescripciones que han sido escritas en el libro de la ley”. Féach an chaibidilTuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 196010 Porque todos los que dependen de las obras de la ley están bajo maldición, pues escrito está: Maldito todo aquel que no permaneciere en todas las cosas escritas en el libro de la ley, para hacerlas. Féach an chaibidilBiblia Nueva Traducción Viviente10 Sin embargo, los que dependen de la ley para hacerse justos ante Dios están bajo la maldición de Dios, porque las Escrituras dicen: «Maldito es todo el que no cumple ni obedece cada uno de los mandatos que están escritos en el libro de la ley de Dios». Féach an chaibidilBiblia Católica (Latinoamericana)10 Por el contrario, pesa una maldición sobre todos los que se van a las observancias, pues está escrito: Maldito el que no cumple siempre todo lo que está escrito en la Ley. Féach an chaibidilLa Biblia Textual 3a Edicion10 Porque todos los que son de las obras de la ley están bajo maldición. Porque está escrito: Maldito todo el que no permanece en todas las cosas que han sido escritas en el libro de la ley, para hacerlas.° Féach an chaibidilBiblia Serafín de Ausejo 197510 En efecto, todos los que proceden de las obras de la ley están bajo maldición, pues está escrito: Maldito todo el que no mantenga en vigor las palabras de esta ley, y no lo lleva a la práctica. Féach an chaibidilBiblia Reina Valera Gómez (2023)10 Porque todos los que son de las obras de la ley están bajo maldición. Porque escrito está: Maldito todo aquel que no permaneciere en todas las cosas que están escritas en el libro de la ley, para hacerlas. Féach an chaibidil |
Si la ley escrita que condena a la muerte y que fue dada en tablas de piedra, tuvo una gran ceremonia gloriosa, a tal punto que cuando se le entregó a Moisés, aquel momento fue tan grandioso que la cara de Moisés resplandecía, y la gloria de su rostro era tan fuerte que los israelitas no podían mirar a Moisés cara a cara, aunque ese brillo estaba destinado a desaparecer;