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Efesios 2:8 - NT Traducción Contemporánea de la Biblia

8 Porque por gracia son salvos, mediante la fe por identidad; y esta salvación no proviene de ustedes, no es por méritos propios, es un regalo de Dios;

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Tuilleadh leaganacha

Biblia Reina Valera 1960

8 Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios;

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Biblia Nueva Traducción Viviente

8 Dios los salvó por su gracia cuando creyeron. Ustedes no tienen ningún mérito en eso; es un regalo de Dios.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

8 Ustedes han sido salvados por la fe, y lo han sido por gracia. Esto no vino de ustedes, sino que es un don de Dios;'

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La Biblia Textual 3a Edicion

8 Porque por gracia habéis sido salvados por medio de la fe, y esto no es° de vosotros, es el don de Dios.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

8 Pues por la gracia habéis sido salvados mediante la fe; y esto no proviene de vosotros: es don de Dios;

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

8 Porque por gracia sois salvos por medio de la fe, y esto no de vosotros; es un don de Dios;

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Efesios 2:8
40 Tagairtí Cros  

Por eso Jesús dijo: – Dichoso eres tú, Simón, hijo de Jonás, pues eso no te lo reveló ni carne, ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos.


Y cuando llegaron los que empezaron a trabajar una hora antes que terminase el horario laboral, recibieron cada uno un denario.


Quien crea y se bautice será salvo, pero aquel que no crea estará condenado.


Pero Jesús dijo a la mujer: – ¡Tu fe te ha salvado, vete en paz!


El que cree en su Hijo tiene vida eterna; pero el que no cree en su Hijo no verá la plenitud de vida, por el contrario, la ira de Dios caerá sobre él.


Jesús le respondió: – Si conocieras el don de la salvación y quién es el que te habla; no solo me darías de beber, sino que tú me pedirías el agua viva.


De cierto, de cierto les digo, el que escucha mi Palabra y cree en el Padre que me envió, tiene vida eterna, y no vivirá el juicio de condenación, sino que ha pasado de la muerte a la vida.


Declaró Jesús: – Yo soy el pan de vida; el que viene a mí de ninguna forma tendrá hambre, y el que cree en mí, nunca más tendrá sed.


Todo lo que el Padre me da, a mí vendrá, y al que viene a mí, de ninguna manera lo echo fuera.


Porque esta es la voluntad de mi Padre, que todo aquel que vea al Hijo y crea en el Él, tenga vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día.


Nadie puede venir a mí, a no ser por mi Padre, Él lo traerá y yo lo resucitaré en el último día.


Jesús siguió diciendo: – Por esto les he dicho que nadie puede venir a mí, a no ser que el Padre lo permita.


pero todo el que cree en Jesús, es justificado.


Cuando llegaron, reunieron a la iglesia y contaron todo lo que Dios hizo a través de ellos, y cómo había abierto la puerta de la fe a los que no son judíos.


Más bien, como ellos, creemos que somos salvos por la gracia de nuestro Señor Jesús.


Una de ellas se llamaba Lidia, era de la ciudad de Tiatira y era comerciante de telas de púrpura. Ella adoraba a Dios y nos estaba escuchando. El Señor abrió su corazón y prestaba mucha atención a lo que Pablo decía.


Y ellos le respondieron: – Cree en el Señor Jesús y serás salvo tú, y posiblemente tu familia.


¿Cómo invocarán a aquel en quien no han creído? ¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán si no hay quien predique?


Así que la fe viene por el escuchar la Palabra, cuando escuchan y hacen caso a los acontecimientos salvíficos a través de Jesucristo.


Por eso la promesa se hace válida por la fe, como un regalo, con el objetivo de que por la gracia quede garantizada para toda la descendencia de Abraham. Esta promesa no es solo para los que viven bajo la ley, sino también para los que viven por la fe, así como Abraham, quien es el padre de todos nosotros.


sin embargo, el que no trabaja, sino que cree en el que justifica al pecador, es justificado por Dios sin que se lo gane con obras, Dios le toma en cuenta la fe para la justificación.


Así que no depende del que quiere, ni del que corre, es decir, no depende del deseo ni del esfuerzo humano, sino de Dios, quien es el dueño de la misericordia, y se la brinda a quien Él quiere.


Así sucedió, para que por medio de Cristo Jesús, la bendición prometida a Abraham llegara a todos, incluyendo a los que no son judíos, a fin de que por la fe recibiéramos el Espíritu según la promesa.


porque la Escritura encierra a todo el mundo bajo el poder del pecado, resultando imposible el cumplimiento perfecto de la ley, hasta que se manifestó la promesa por medio de Jesucristo, para que los que tienen fe por identidad, vivan la vida de Dios en Cristo.


y conozcan la inmensa grandeza del poder de Dios a favor de nosotros los que creemos en Él, y sabemos todo lo lindo que Él puede hacer, ya que su soberanía no tiene fin y su fuerza no tiene límites;


Nosotros somos obra de Dios, creados en Jesucristo para realizar las buenas obras que Dios ya planeó de antemano para que nos ocupáramos de ellas.


cuando aún estábamos muertos espiritualmente en nuestros pecados, la resurrección de Cristo nos dio nueva vida. ¡Somos salvos por gracia!


Pues a ustedes les fue dada la gracia de Cristo, no solo para creer en Él, sino también para vivir los sufrimientos por Él.


En el bautismo, ustedes fueron sepultados con Él y también fueron resucitados con Él mediante la fe en el poder de Dios que lo levantó de entre los muertos.


los cuales vivirán un castigo eterno, que es estar lejos de la presencia y de la poderosa gloria del Señor.


Los que una vez fueron iluminados, y encarnaron el don de la salvación celestial, y tuvieron una nueva identidad mediante la obra del Espíritu Santo,


destinada a los que han sido protegidos con el poder sobrenatural de Dios a través de una fe de identidad en Cristo para la salvación integral, lista para ser revelada en todo tiempo hasta la consumación de los siglos.


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