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Apocalipsis 7:2 - NT Traducción Contemporánea de la Biblia

2 Vi también a otro ángel que venía del oriente con la marca del Dios viviente; y gritó con fuerte voz a los otros cuatro ángeles a quienes se les había permitido hacer daño a la tierra y al mar:

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Biblia Reina Valera 1960

2 Vi también a otro ángel que subía de donde sale el sol, y tenía el sello del Dios vivo; y clamó a gran voz a los cuatro ángeles, a quienes se les había dado el poder de hacer daño a la tierra y al mar,

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Biblia Nueva Traducción Viviente

2 Vi a otro ángel que subía del oriente llevando el sello del Dios viviente. Gritó a los cuatro ángeles que habían recibido poder para dañar la tierra y el mar:

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Biblia Católica (Latinoamericana)

2 Luego vi a otro ángel que subía desde el oriente y llevaba el sello del Dios vivo. Gritó con voz poderosa a los cuatro ángeles autorizados para causar daño a la tierra y al mar:

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La Biblia Textual 3a Edicion

2 Vi también a otro ángel subiendo del nacimiento del sol, que tenía un sello del Dios vivo, y clamó a gran voz a los cuatro ángeles, a quienes les había sido concedido dañar la tierra y el mar,

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

2 Vi a otro ángel que subía de la parte del oriente y tenía el sello de Dios vivo. Y gritó con gran voz a los cuatro ángeles a quienes fue dado poder para dañar a la tierra y al mar,

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

2 Y vi otro ángel que subía de donde nace el sol, teniendo el sello del Dios viviente. Y clamó con gran voz a los cuatro ángeles, a los cuales era dado hacer daño a la tierra y al mar,

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Apocalipsis 7:2
29 Tagairtí Cros  

Simón Pedro respondió: – Tú eres el Cristo, el Mesías, el Hijo del Dios viviente.


Pero Jesús permanecía callado. Así que el sumo sacerdote insistió: – Te tomo juramento en el nombre del Dios viviente, que nos digas si eres tú el Mesías, el Cristo, el Hijo de Dios.


Trabajen, no por la comida que perece y sí por la comida que permanece hasta la vida eterna. Ese es el alimento que el Hijo del Hombre les dará; porque Dios, el Padre lo escogió para esta tarea.


nos selló para mostrar que somos suyos, nos puso una marca, es decir, puso su Espíritu en nuestros corazones como garantía de sus promesas.


En Cristo ustedes han escuchado la Palabra de verdad, el Evangelio que transforma toda la existencia humana, que los conduce a la salvación. A través de la fe, ustedes fueron marcados con el sello del Espíritu Santo, que les había sido prometido;


Y no decepcionen al Espíritu Santo de Dios, con el cual fueron sellados para el día de la redención.


porque ellos mismos cuentan cómo nosotros les anunciamos esta Palabra transformadora a ustedes en Tesalónica, y cómo se convirtieron, dejando los ídolos para servir al Dios vivo y verdadero,


Sin embargo, el fundamento de Dios, que es la sana enseñanza, está vigente y lleva un sello que la identifica y es este: “El Señor conoce a los que son suyos”; “apártese del pecado todo el que pronuncia el nombre del Señor”.


Ustedes, en cambio, se han acercado a un lugar diferente, que es el monte Sion, la ciudad del Dios vivo, la Jerusalén celestial, donde se reúnen millares de ángeles para celebrar,


Plenamente feliz el que lee esta profecía y también los que escuchan y hacen caso de este mensaje, practicándolo, porque el tiempo está cerca.


Vi a otro ángel fuerte que bajaba del cielo envuelto en una nube; un arcoíris rodeaba su cabeza, su rostro brillaba como el sol y sus pies parecían columnas de fuego;


Cuando los siete truenos hablaron, yo estaba por escribir, pero oí una voz del cielo que me decía: “Guarda en secreto con sello lo que dijeron los siete truenos y no lo escribas”.


El sexto ángel derramó su copa sobre el gran río Éufrates y se secaron sus aguas para abrir camino a los reyes del oriente.


También vi a un ángel poderoso que proclamaba a gran voz: ¿quién es digno de desatar los sellos y abrir el libro?


Luego, se acercó otro ángel y se puso de pie frente al altar; tenía un incensario de oro y se le entregó mucho incienso para ofrecerlo, junto con las oraciones de todo el pueblo santo de Dios, sobre el altar de oro que está delante del trono.


La voz le dijo al sexto ángel que tenía la trompeta: “Suelta a los cuatro ángeles que están atados junto al gran río Éufrates”.


se les dijo que no dañaran la hierba, ni las plantas ni los árboles, sino a la gente que no tuviera la marca de Dios en su frente.


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