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2 Corintios 4:18 - NT Traducción Contemporánea de la Biblia

18 Así que no ponemos la mirada en lo visible, sino en lo invisible, ya que lo que se ve es temporal, mientras que lo que no se ve es eterno.

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Biblia Reina Valera 1960

18 no mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

18 Así que no miramos las dificultades que ahora vemos; en cambio, fijamos nuestra vista en cosas que no pueden verse. Pues las cosas que ahora podemos ver pronto se habrán ido, pero las cosas que no podemos ver permanecerán para siempre.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

18 Nosotros, pues, no nos fijamos en lo que se ve, sino en lo que no se ve; porque las cosas visibles duran un momento, pero las invisibles son para siempre.

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La Biblia Textual 3a Edicion

18 no poniendo nuestra mira en las cosas que se ven, sino en las que no se ven; porque las que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

18 Nosotros no aspiramos a estas cosas que se ven, sino a las que no se ven. Porque las que se ven son efímeras, pero las que no se ven son eternas.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

18 no mirando nosotros a las cosas que se ven, sino a las que no se ven; porque las cosas que se ven son temporales, mas las que no se ven son eternas.

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2 Corintios 4:18
12 Tagairtí Cros  

Y estos se irán al castigo eterno, pero los que hicieron la voluntad de Dios, tendrán la vida eterna.


pues andamos por fe y no por vista.


Que el mismo Señor Jesucristo y nuestro Dios Padre, que nos amó, que nos dio consuelo eterno y una esperanza fundamentada en la gracia, que es vivir la vida de Dios en Cristo,


Ahora bien, la fe es la garantía de lo que se espera, la certeza de las realidades que no se ven;


Todas estas personas mantuvieron la fe toda la vida hasta que murieron. Ellos murieron sin recibir lo que Dios les prometió, pero vieron lo prometido a lo lejos y se alegraron, pues sabían que en este mundo ellos estaban de paso, como extranjeros.


Pero ya vino Cristo, el Sumo Sacerdote de las bendiciones de salvación que nos han llegado ahora. Cristo no presta servicio en un tabernáculo imperfecto como en el que servían los otros sacerdotes, sino en un lugar grandioso y perfecto, no hecho por seres humanos ni es formado con elementos de este mundo;


El mismo Jesucristo nos ha hecho una promesa y esta consiste en vivir la vida eterna.


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