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1 Pedro 2:24 - NT Traducción Contemporánea de la Biblia

24 Él llevó nuestros pecados en su propio cuerpo a la cruz, a fin de destruir nuestros pecados, para que vivamos en su justicia; porque fuimos sanados por medio de sus heridas.

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Biblia Reina Valera 1960

24 quien llevó él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros, estando muertos a los pecados, vivamos a la justicia; y por cuya herida fuisteis sanados.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

24 Él mismo cargó nuestros pecados sobre su cuerpo en la cruz, para que nosotros podamos estar muertos al pecado y vivir para lo que es recto. Por sus heridas, ustedes son sanados.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

24 El cargó con nuestros pecados en el madero de la cruz, para que, muertos a nuestros pecados, empezáramos una vida santa. Y por su suplicio han sido sanados.

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La Biblia Textual 3a Edicion

24 Él mismo llevó nuestros pecados en su propio cuerpo sobre el madero,° para que nosotros, habiendo muerto a los pecados, vivamos para la justicia. Por sus heridas° fuisteis sanados.°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

24 Él mismo llevó nuestros pecados en su cuerpo y los subió al madero, para que, muertos a los pecados, vivamos para la justicia. Por sus cardenales habéis sido curados.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

24 Quien llevó Él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros, siendo muertos a los pecados, vivamos a la justicia; por las heridas del cual habéis sido sanados.

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1 Pedro 2:24
50 Tagairtí Cros  

El gobernador liberó a Barrabás, mientras que Jesús, fue azotado y entregado para ser crucificado.


Les digo a ustedes: si alguno de mis discípulos no es mejor que los maestros de la ley y los fariseos en el cumplimiento de la justicia, que es dignificar al otro, de ninguna manera entrará en el reino de los cielos.


Para que se cumpliera lo dicho por el profeta Isaías: “Él tomó nuestras debilidades y se llevó nuestras enfermedades”.


Pilatos, decidió satisfacer a la multitud, liberó a Barrabás y entregó a Jesús para que fuese azotado y crucificado.


“El Espíritu del Señor está sobre mí, por lo cual me ungió para evangelizar a los pobres, me ha enviado para proclamar la libertad a los cautivos, para devolverles la vista a los ciegos, para liberar a los oprimidos;


Al día siguiente, Juan vio a Jesús que venía hacia él y dijo: ¡He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo!;


Entonces, Pilatos ordenó que azotaran a Jesús.


sino que en toda nación Él ve con agrado a los que le temen y practican la justicia.


Y nosotros somos testigos de todas las cosas maravillosas que hizo, tanto en la región de Judea, como en Jerusalén, donde lo mataron colgándolo en un madero.


Y cuando cumplieron con todas las cosas que se habían escrito sobre Él, lo bajaron del madero y lo colocaron en una tumba.


El Dios de nuestros antepasados resucitó a Jesús, a quien ustedes mataron colgándolo en la cruz.


por eso, ustedes considérense muertos al pecado y vivos para Dios en Jesucristo.


tampoco utilicen ninguna parte de su cuerpo para el pecado, como instrumento de injusticia; mejor preséntense ustedes mismos al servicio de Dios, como personas que han muerto y han resucitado; ofrezcan todo su cuerpo como instrumento de justicia a Dios.


¿Acaso ustedes no saben que cuando se comprometen con alguien, deben ser fieles a aquel con quien se comprometieron? Claro que sí, ya sea que se comprometan con el pecado que lleva a la muerte o que se comprometan con Dios que lleva a la justicia.


¡Claro que no! Ya hemos muerto al pecado, así que no podemos seguir viviendo en el pecado.


Pero ahora son libres del pecado, están comprometidos con Dios, y viven el beneficio de la santificación que los conducirá a la vida eterna.


Porque cuando matamos nuestra naturaleza pecaminosa, somos liberados del pecado; un muerto está libre del poder del pecado.


Pero ahora hemos muerto a la ley que nos limitaba y fuimos liberados de ella; hoy servimos a Dios de una manera nueva por medio del Espíritu y no servimos ya a la antigua manera de la ley escrita.


Porque ante todo les transmití a ustedes lo que yo mismo recibí: que Cristo murió por nuestros pecados según las Escrituras,


Por tanto, el Señor también dice: “¡Salgan de en medio de ellos y apártense! No toquen nada impuro y yo los aceptaré”.


Cristo nos redimió de la maldición de la ley, e inclusive se hizo maldición en favor de nosotros, pues había sido escrito: “Maldito todo aquel que esté colgado en un madero”.


porque el fruto de la luz es la bondad, la justicia y la verdad,


y que con la ayuda de Jesús, produzcan muchas obras de justicia, para la gloria y alabanza de Dios.


anulando la deuda que teníamos por no haber cumplido con los requisitos de la ley. Dios nos libró de las consecuencias y de las maldiciones de nuestras faltas, clavando nuestras culpas en la cruz de Cristo,


Si con la muerte de Cristo ustedes fueron liberados de las opresiones de este mundo, ¿por qué ahora se intimidan con preceptos establecidos por personas que viven en este mundo?


Pues ustedes murieron y ahora su vida está escondida con Cristo está en Dios.


En virtud de esa voluntad, somos santificados y perfeccionados, mediante el sacrificio del cuerpo de Cristo, que fue único y definitivo.


Por eso cuando Cristo vino al mundo dijo: – “Tú no quieres sacrificios ni ofrendas interminables, sino que has preparado un cuerpo para mí.


“hagan caminos derechos para sus pies”, para que nadie tropiece ni caiga ni se lastime; ayúdense mutuamente y corran.


Nos convenía tener un Sumo Sacerdote así: santo, que no tiene maldad, puro, sin pecado y exaltado sobre los cielos;


así también Cristo murió una sola vez para perdonar los pecados de muchos. Así que, la próxima vez que Él se manifieste, ya no será para ofrecerse por los pecados, sino que el resultado para todos los que están esperando encontrarlo será la salvación plena.


Confiesen los pecados unos a otros y oren unos por otros, para que sean sanados tanto física, emocional y espiritualmente. La oración del justo tiene mucho poder y es eficaz.


Si ustedes conocen que Él es justo, entonces conocen íntimamente que todo aquel que practica la justicia, del mismo Cristo ha nacido y tiene identidad en Él.


Mis hijos amados, que nadie les engañe, el que practica la justicia, que consiste en dignificar al prójimo y también autodignificarse, es justo así como Jesucristo es justo.


corría en medio de la calle de la ciudad. A cada lado del río estaba el árbol de la vida que produce frutos cada mes del año, es decir doce frutos; y sus hojas se usan para sanar a todas las naciones.


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