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Miqueas 7:8 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

8 No te regocijes de mi derrota, enemiga mía, porque aunque caiga, me volveré a levantar. Porque aunque ahora vivan esta situación tan difícil que parece que atravieso un túnel oscuro, el Señor me sacará adelante hasta que vuelva a tener la situación bajo control. El Señor es para mí como luz en la noche oscura.

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Biblia Reina Valera 1960

8 Tú, enemiga mía, no te alegres de mí, porque aunque caí, me levantaré; aunque more en tinieblas, Jehová será mi luz.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

8 ¡Enemigos míos, no se regodeen de mí! Pues aunque caiga, me levantaré otra vez. Aunque esté en oscuridad, el Señor será mi luz.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

8 No te alegres de mi desgracia, oh enemiga mía, pues si he caído, me levantaré; si ahora estoy a oscuras, Yavé será mi luz.

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La Biblia Textual 3a Edicion

8 ¡Oh enemigo mío! No te regocijes sobre mí, Aunque caiga, me levantaré, Aunque esté sentado en las tinieblas, YHVH será mi luz.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

8 No te alegres a mi costa, enemiga mía, pues si caigo, me levanto, y si vivo en las tinieblas, Yahveh es mi luz.

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Miqueas 7:8
46 Tagairtí Cros  

»¿Acaso me alegré de la ruina de mi enemigo?


Cuando los cubran las tinieblas, de repente brillará la luz. Ellos son generosos, misericordiosos y justos.


Mi enemigo me persigue. Me ha derribado a tierra. Me obliga a vivir en tinieblas como los que están en el sepulcro.


Esas naciones caerán y perecerán; nosotros nos alzaremos y permaneceremos firmes y a salvo.


El Señor es mi luz y mi salvación; ¿a quién temeré? El Señor me protege del peligro, ¿quién podrá amedrentarme?


¡No permitas a mis enemigos gozarse sobre mi derrota! No dejes que se sonrían burlonamente los que me odian sin motivo,


Los malos piden prestado y no pagan, pero el bueno paga lo que debe y da más.


Si se tropiezan, no caen, porque el Señor los sostiene con su mano.


Pon fin a la arrogancia de esos que ríen perversamente al verme derribado.


Porque el Señor es nuestra luz y nuestra protección. Él nos da gracia y gloria. Ningún bien se les negará a quienes hagan lo que es justo.


La luz resplandece sobre los justos y la alegría sobre los que hacen lo recto.


¡Vamos, oh Israel, caminemos en la luz del Señor y obedezcamos sus leyes!


¿Quién entre ustedes teme al Señor y obedece a su siervo? Si alguno de ustedes anduviere en tinieblas, sin un solo rayo de luz, confíe en el Señor, pónganse en las manos de su Dios.


El pueblo que anda en tinieblas verá una gran luz, una luz que iluminará a todos los que moran en la tierra de amenaza de muerte.


Y todo esto es porque hiciste sufrir a Israel, te burlabas de él como si hubiera sido sorprendido robando.


¡Estuvieron alegres, caldeos, despojadores de mi pueblo, y están gordos como vacas que pastan en jugosos prados, y relinchan como caballos alegres!


Y dales también este mensaje del Señor: Cuando alguien cae se levanta inmediatamente. Cuando va por senda equivocada y descubre su error, retrocede al punto donde se equivocó. Pero este pueblo sigue actuando equivocadamente, por más que yo lo prevenga. No quieren cambiar, aferrándose a su conducta idolátrica.


»Pues el Señor Dios dice: “¡Por cuanto aplaudieron y bailotearon y vitorearon alegremente ante la destrucción de mi pueblo,


Te regocijabas ante el destino terrible de Israel. ¡Ahora yo me regocijaré ante el tuyo! ¡Serás eliminado, oh pueblo del monte Seír y todos los que viven en Edom! ¡Y entonces sabrás que yo soy el Señor!”.


¡Estoy que reviento de cólera contra estas naciones, especialmente contra Edom, por haberse apoderado de mi tierra con gusto, en absoluto desprecio por mí, para tomarla para sí mismos!”.


»Luego, en ese tiempo yo repararé la casa de David, repararé sus grietas, levantaré sus murallas, y haré que vuelva a ser tan importante como antes.


»¡No debiste haber actuado así! ¡No debiste haberte alegrado cuando los llevaron cautivos a tierras extrañas! ¡No debiste alegrarte en el día de su infortunio! ¡No debiste burlarte en el día de su necesidad!


Retuércete y gime en medio de tu terrible dolor, pueblo de Israel, como una mujer que está a punto de dar a luz, porque tendrás que dejar esta ciudad y vivir en descampado. Serás llevada en exilio a Babilonia. Pero de allí el Señor te rescatará y te librará del poder de tus enemigos.


Entonces mi enemigo, el que se burlaba de mí diciendo: «¿Dónde está ese Dios tuyo?», quedará avergonzado. Con mis propios ojos veré su derrota, pues será pisoteado como se hace con el lodo de las calles.


»En ese tiempo, el Señor defenderá al pueblo de Jerusalén; el más débil de sus habitantes será tan poderoso como el rey David. Y la descendencia real será como Dios mismo, como el ángel del Señor que va delante de ellos.


»Pero para ustedes que respetan mi fama, se levantará el Sol de Justicia trayendo en sus rayos la salvación. Entonces serán libres y saltarán con gozo, como los terneros que son sacados del establo.


El pueblo que estaba en tinieblas vio una gran luz y al pueblo que andaba en regiones de sombra de muerte le resplandeció la luz».


La verdad es que ustedes llorarán y se llenarán de tristeza, mientras que el mundo se alegrará. Ustedes se pondrán tristes, pero luego su tristeza se convertirá en alegría.


Jesús, una vez más le habló a la gente diciendo: ―Yo soy la luz del mundo. El que me sigue no andará en oscuridad, porque tendrá la luz de la vida.


para que les abras los ojos y dejen las tinieblas para venir a la luz, para que dejen el poder de Satanás por el de Dios. Y así, por la fe en mí, reciban el perdón de los pecados y la herencia junto con el santo pueblo de Dios”.


Porque Dios, que dijo: «Resplandezca la luz en las tinieblas», hizo brillar su luz en nuestros corazones y nos ha hecho comprender que es el resplandor de su gloria lo que brilla en el rostro de Cristo.


Nos persiguen, pero Dios no nos abandona nunca. Nos derriban, pero no nos pueden destruir.


La ciudad no necesita que el sol ni la luna la alumbren, porque la gloria de Dios la ilumina y el Cordero es su lumbrera.


No existirá la noche y por lo tanto no se necesitarán lámparas ni sol, porque Dios, el Señor, los iluminará; y reinarán durante toda la eternidad.


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