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Miqueas 7:9 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

9 Soportaré con paciencia mientras el Señor me castiga, porque reconozco que actué muy mal y lo ofendí. Pero estoy seguro de que luego él me defenderá de todos mis enemigos, y los castigará por todo el mal que me han hecho. Dios me sacará de las tinieblas a la luz, y me permitirá disfrutar de nuevo sus actos de bondad.

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Tuilleadh leaganacha

Biblia Reina Valera 1960

9 La ira de Jehová soportaré, porque pequé contra él, hasta que juzgue mi causa y haga mi justicia; él me sacará a luz; veré su justicia.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

9 Seré paciente cuando el Señor me castigue, porque he pecado contra él. Pero después, él tomará mi caso y me hará justicia por todo lo que he sufrido a manos de mis enemigos. El Señor me llevará a la luz y veré su justicia.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

9 Por ahora debo soportar la cólera de Yavé, pues me rebelé contra él, mientras examina mi causa y me hace justicia; entonces me hará salir a la luz y yo veré su fidelidad.

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La Biblia Textual 3a Edicion

9 Soportaré la ira de YHVH, porque he pecado contra Él, Hasta que juzgue mi causa y defienda mi derecho. Él me sacará a la luz, y yo veré su justicia.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

9 Soportaré la ira de Yahveh, pues pequé contra Él, hasta que juzgue mi causa y falle mi juicio. Luego me sacará a la luz y veré su justicia.

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Miqueas 7:9
36 Tagairtí Cros  

Cuando David vio al ángel, le dijo al Señor: «Yo soy el que ha pecado. ¿Qué han hecho estas ovejas? ¡Que tu ira se encienda solamente contra mí y contra mi familia!».


Pero él conoce cada detalle de lo que a mí me ocurre; y cuando me haya examinado, me declarará completamente inocente: tan puro como oro macizo.


Y más falso aún decir que no ve lo que sucede. Dios sí hace justicia finalmente, si esperamos. Pero, ¿protestas contra él porque no responde airadamente al instante?


Defiende mi causa; ponte de mi lado. Protege mi vida como lo prometiste.


Tu inocencia alumbrará como el alba, y tu justicia resplandecerá como el sol de mediodía.


¡Oh Dios, defiéndeme de las acusaciones de estos implacables hombres mentirosos!


¡Pero, Señor, levántate airado contra la furia de mis enemigos! ¡Despierta! Exige que se me haga justicia, Señor.


El juicio volverá a ser justo y todos los de recto corazón tendrán su recompensa.


Al ciego Israel lo conducirá por sendas que nunca antes vio. Ante ellos hará resplandecer las tinieblas, y allanará y enderezará el camino que les espera, no los abandonará.


Darás vista a los ciegos y libertarás a los que yacen en prisión de tinieblas y desaliento.


porque yo les ofrezco liberación, no en un futuro lejano, sino ahora mismo! Presto estoy para salvarlos, y restauraré a Jerusalén y a Israel, gloria mía.


el Señor su Dios, el mismo que defiende a su pueblo: ¡Ya no volveré a tratarlos con ira, ni a castigarlos con severidad! ¡Todo eso se ha terminado!


Practiquen la justicia y el derecho, dice el Señor, porque pronto vengo a demostrarles mi poder liberador.


¡Ay, que terrible es mi herida, como me duele, mi enfermedad es incurable! Y yo que pensaba que sólo era un malestar pasajero.


¡Oh Señor, contra ti hemos cometido faltas gravísimas, pero ayúdanos por amor a tu propia magnífica fama!


Así es como el Señor nos hizo justicia. ¡Vamos, proclamemos en Jerusalén todo lo que ha hecho el Señor Dios nuestro!


Confieso que el Señor tiene razón, pues me he rebelado en su contra. ¡Oigan, les ruego, pueblos de todas partes, vean mi dolor, pues mis muchachos y señoritas han sido llevados como esclavos a tierras lejanas!


Entonces verán ustedes la diferencia entre el tratamiento que Dios proporciona a los buenos y a los malos, entre los que le respetan y viven de acuerdo a sus instrucciones y los que no lo hacen.


Por eso, no se precipiten a sacar conclusiones sobre si alguien es buen siervo o no. Esperen a que venga el Señor. Él sacará a la luz lo que está oculto en la oscuridad, y pondrá al descubierto las intenciones del corazón. Cuando ese momento llegue, cada uno recibirá de Dios la alabanza que merezca.


Por lo demás, me espera la corona de justicia que el Señor, juez justo, me dará en aquel gran día. Y no sólo a mí, sino a todos los que con amor esperan su venida.


Pero tú, cielo, regocíjate por lo que ha sucedido. Y regocíjense también los santos, los profetas y los apóstoles, porque al castigar a la gran ciudad, Dios les está haciendo justicia a ustedes».


Que el Señor juzgue entre nosotros y que castigue a cualquiera de los dos que sea culpable. Él es mi abogado y mi defensor, y él me rescatará de tu poder.


Cuando David oyó que Nabal había muerto, dijo: «Alabado sea el Señor, porque ha pagado a Nabal por su insulto y ha impedido que yo lo haga por mí mismo. Ya ha recibido su castigo por sus pecados». David no perdió tiempo y envió mensajeros a Abigaíl pidiéndole que fuera su esposa.


Dios le dará muerte algún día, o morirá en una batalla o de vejez.


Samuel le contó lo que el Señor le había dicho. ―Es la voluntad del Señor —respondió Elí—. Haga él como mejor le parezca.


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