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Lucas 2:14 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

14 «Gloria a Dios en las alturas, y paz en la tierra para los que gozan de su buena voluntad».

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Biblia Reina Valera 1960

14 ¡Gloria a Dios en las alturas, Y en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres!

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Biblia Nueva Traducción Viviente

14 «Gloria a Dios en el cielo más alto y paz en la tierra para aquellos en quienes Dios se complace».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

14 Gloria a Dios en lo más alto del cielo y en la tierra paz a los hombres: ésta es la hora de su gracia.

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La Biblia Textual 3a Edicion

14 ¡Gloria a Dios en las alturas, Y en la tierra paz entre los hombres de su elección!°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

14 'Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz entre los hombres, objeto de su amor'.

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Lucas 2:14
36 Tagairtí Cros  

¡Canta, oh cielo, porque el Señor ha hecho esta obra admirable! ¡Clama, oh tierra, prorrumpan en canción montañas y selvas y todo árbol porque el Señor redimió a Jacob y su gloria es Israel!


¡Canta jubiloso, oh cielo; clama, oh tierra; prorrumpan en canciones, oh montes; porque el Señor ha consolado a su pueblo y tendrá compasión de su dolor!


¡La paz, la paz esté con ellos, los cercanos y los lejanos, pues a todos los sanaré!


¡Él será la garantía de nuestra paz! Cuando los asirios invadan nuestra tierra y ataquen nuestras fortalezas, él designará a siete pastores y a ocho grandes líderes para que nos defiendan.


Y delante y detrás del cortejo, el pueblo lo aclamaba: ―¡Viva el Hijo del rey David! ¡Alábenlo! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor! ¡Gloria a Dios!


para dar luz a los que viven en tinieblas y en la más terrible oscuridad; para guiar nuestros pasos por el camino de la paz».


―¡Bendito el rey que viene en el nombre del Señor! ―¡Paz en el cielo y gloria en las alturas!


De repente aparecieron muchos ángeles del cielo que alababan a Dios y decían:


Cuando los ángeles volvieron al cielo, los pastores se dijeron unos a otros: «Vamos a Belén, a ver esto que ha pasado y que el Señor nos ha anunciado».


y el Espíritu Santo bajó sobre él en forma de paloma. Entonces se oyó una voz del cielo que decía: ―Tú eres mi Hijo amado; estoy muy contento contigo.


»Les dejo la paz, les doy mi paz; pero no se la doy a ustedes como la da el mundo. No se angustien ni tengan miedo.


Yo te he glorificado en la tierra, y he cumplido con la obra que me diste para hacer.


»Dios amó tanto al mundo, que dio a su único Hijo, para que todo el que cree en él no se pierda, sino tenga vida eterna.


Estoy seguro de que ya ustedes habrán oído hablar de las buenas noticias que recibió el pueblo de Israel sobre la paz con Dios, que se puede obtener mediante Jesús el Mesías, Señor de todos. Este mensaje empezó en Galilea y ha estado resonando en Judea desde que Juan el Bautista comenzó a predicar el bautismo.


Así que, ahora que Dios nos ha declarado justos por haber creído, disfrutamos de la paz con Dios gracias a lo que Jesucristo nuestro Señor hizo por nosotros.


Esto fue para que le demos la gloria a Dios por la extraordinaria gracia que nos mostró por medio de su amado Hijo.


Dios nos ha revelado el secreto que tenía guardado, el plan que hace muchísimo tiempo se había trazado en Cristo.


Pero Dios es tan rico en misericordia y nos amó tanto


Esto lo hizo para demostrar a las generaciones venideras la incomparable riqueza de su amor, que en su bondad derramó sobre nosotros por medio de Cristo Jesús.


y para que toda lengua confiese que Jesucristo es Señor, para que le den la gloria a Dios Padre.


porque es Dios el que les da a ustedes el deseo de cumplir su voluntad y de que la lleven a cabo.


Por medio del Hijo, Dios reconcilió con él todas las cosas, tanto las que están en los cielos como las que están en la tierra. Esa paz la logró Dios por medio de la sangre que Jesús derramó en la cruz.


Que el Señor Jesucristo mismo y Dios nuestro Padre, quien nos amó y nos dio un consuelo eterno y una esperanza que no merecemos,


Y todas las criaturas del cielo, de la tierra, de debajo de la tierra y del mar, exclamaron: «¡Que la alabanza, la honra, la gloria y el poder sean por siempre para el que está sentado en el trono y para el Cordero!».


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