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Jeremías 30:21 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

21 Volverán a tener su propio gobernante, y no será un extranjero. Y yo le invitaré a que se dirija a mí con toda confianza, y él se me acercará, pues ¿quién se atrevería a venir a mí de no ser invitado?

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Biblia Reina Valera 1960

21 De ella saldrá su príncipe, y de en medio de ella saldrá su señoreador; y le haré llegar cerca, y él se acercará a mí; porque ¿quién es aquel que se atreve a acercarse a mí? dice Jehová.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

21 Volverán a tener su propio gobernante, quien surgirá de entre ellos mismos. Lo invitaré a que se acerque a mí —dice el Señor—, porque ¿quién se atrevería a acercarse sin ser invitado?

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Biblia Católica (Latinoamericana)

21 Su soberano será uno de ellos, pues saldrá de su mismo seno. Le daré audiencia y se acercará a mí; pues, ¿quién es el que se halla capaz de arriesgar su vida para acercarse a mí?, dice Yavé.

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La Biblia Textual 3a Edicion

21 De ella saldrá su príncipe, De ella saldrá su caudillo, Y Yo lo acercaré hasta mí, ¿Quién, si no, osaría acercarse a mí? dice YHVH.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

21 Su caudillo será uno de ellos, de su seno saldrá su soberano; dejaré que se aproxime y a mí se acercará, porque, ¿quién arriesgará su vida por acercarse a mí? -oráculo de Yahveh-.

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Jeremías 30:21
53 Tagairtí Cros  

Y Abraham volvió a decir: ―Puesto que ya comencé a hablar a mi Señor, te ruego que me escuches, aunque tan solo soy un ser humano.


―No te enojes conmigo, mi Señor —le rogó Abraham—, si digo algo más. ¿Y si hubiera sólo treinta? Y el Señor le contestó: ―No destruiría la ciudad si encontrara en ella treinta justos.


Finalmente, Abraham dijo: ―No te molestes mi Señor; hablaré sólo una vez más. Supongamos que sólo encontraras diez justos. Y el Señor le contestó: ―Entonces, por amor a los diez, no destruiría la ciudad.


El cetro estará en las manos de Judá, y el bastón de gobernante estará en sus pies, hasta que llegue el rey por excelencia, a quien todos los pueblos obedecerán.


Él será el que me va a edificar un templo, y yo estableceré su trono para siempre.


Regresaron bajo la dirección de Zorobabel, Jesúa, Nehemías, Seraías, Relaías, Mardoqueo, Bilsán, Mispar, Bigvay, Rejún y Baná. Esta es la lista de los clanes que regresaron:


ordené asumir el gobierno de Jerusalén a mi hermano Jananí y a Jananías, el comandante de la fortaleza, hombre muy fiel que temía a Dios, más que cualquier otro en el pueblo.


¡Dichosos aquellos a los que tú escoges y acercas a ti, para que vivan en tus atrios! ¡Qué gozo nos espera en medio de todo lo bueno que allí hay!


Siempre tendrá un heredero. Su trono será tan eterno como los días del cielo.


―No te acerques —le dijo Dios—. ¡Quítate las sandalias, porque estás pisando tierra santa!


¿Quién es este que viene de Edom, de la ciudad de Bosra, con sus magníficas vestiduras púrpuras? ¿Quién es este con manto real, que marcha con grandeza y reflejando poder? «¡Soy yo, el Señor que te anuncio salvación; yo, el Señor, poderoso para salvar!».


entonces sólo le serán fieles al Señor su Dios, y a David su Rey, a quien yo volveré a la vida para que les ayude, dice el Señor.


Y en aquel tiempo haré subir al trono al verdadero Hijo de David, y él gobernará con justicia.


Contra ellos enviaré a uno que vendrá como el león de los montes de Jordania que rastrea las ovejas del redil. Súbitamente Edom será destruida, y yo haré que los edomitas sean gobernados por un elegido mío. Pues ¿quién como yo, y quién podrá llamarme a cuentas?


Enviaré contra ellos un invasor que los atacará de pronto, como si fuera un león de los bosques de Jordania que se lanza sobre las ovejas en el prado. Pondré en fuga a sus defensores y haré que los gobierne alguien que yo elija. ¿Quién como yo? ¿Qué gobernante puede llevarme la contraria? ¿Quién puede pedirme cuentas?


Y entonces mi servidor David será su rey, su único pastor; y ellos seguirán mis instrucciones y todos mis deseos.


Luego, los pueblos de Judá e Israel se unirán y tendrán un solo jefe; retornarán del exilio juntos. ¡Qué grandioso será ese día de Jezrel!


a fin de que sirva de recordatorio al pueblo de Israel de que ninguna persona no autorizada, esto es, que no sea descendiente de Aarón; puede venir delante del Señor a quemar el incienso; porque le ocurrirá lo mismo que le pasó a Coré y sus aliados. Estas órdenes del Señor dadas a Moisés fueron cumplidas al pie de la letra.


y dijo a Coré y a los que estaban con él: ―Mañana el Señor mostrará quiénes son los suyos, quién es santo y a quién ha escogido como sacerdote.


y preguntaron: ―¿Dónde está el recién nacido rey de los judíos? Vimos su estrella en el lejano oriente y venimos a adorarlo.


En la cruz, por encima de la cabeza de Jesús, habían puesto un letrero que decía: «este es jesús, el rey de los judíos».


y una voz de los cielos dijo: «Este es mi Hijo amado, y en él me complazco».


¿Acaso no saben que el Cristo tenía que sufrir estas cosas antes de entrar en su gloria?


Luego, con su gran poder, lo exaltó como Príncipe y Salvador, para que el pueblo de Israel se vuelva a Dios y alcance el perdón de sus pecados.


¿Quién nos condenará? Cristo fue el que murió y volvió a la vida, el que está en el lugar de honor junto a Dios, intercediendo por nosotros.


pondrás por rey al hombre que el Señor tu Dios elegirá. Será un israelita, no un extranjero.


Levantaré de en medio de ellos un profeta como tú. Yo le diré lo que tiene que decir y él les dirá todo lo que yo ordene.


El Señor es rey en Jesurún, elegido por una congregación de jefes de las tribus.


Él es el resplandor de la gloria de Dios, la fiel imagen de su ser y el que sostiene el universo con su palabra poderosa. Y después de haber realizado la purificación de los pecados, se sentó a la diestra de Dios en el cielo.


Él es el sacrificio que fue ofrecido por nuestros pecados, y no sólo por los nuestros, sino también por los de todo el mundo.


En su vestidura y en un muslo tiene escrito este título: REY DE REYES Y SEÑOR DE SEÑORES.


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