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Hebreos 12:12 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

12 En fin, renueven las fuerzas de sus manos cansadas y de sus rodillas debilitadas.

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Biblia Reina Valera 1960

12 Por lo cual, levantad las manos caídas y las rodillas paralizadas;

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Biblia Nueva Traducción Viviente

12 Por lo tanto, renueven las fuerzas de sus manos cansadas y fortalezcan sus rodillas debilitadas.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

12 Por lo tanto, levanten las manos caídas y fortalezcan las rodillas que tiemblan,

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La Biblia Textual 3a Edicion

12 Por tanto, fortaleced las manos debilitadas y las rodillas paralizadas,°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

12 Por lo tanto, fortaleced las manos débiles, afirmad las rodillas vacilantes

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Hebreos 12:12
11 Tagairtí Cros  

y la piel se me pega a los huesos.


Alegra con estas noticias a todos los descorazonados,


Cuando te pregunten por qué sufres tanto, diles: “A causa de la espantosa noticia que Dios me ha dado. ¡Cuando se cumpla, aun el corazón del más plantado se derretirá de pavor y perderá toda su fuerza! ¡Todo ánimo se vendrá a los suelos, las rodillas más fuertes temblarán y se volverán endebles como el agua!”. Y el Señor Dios dice: “¡Tu condena ya viene, Israel, mi castigo por tu maldad e infidelidad está por llegar!”».


Todas las manos estarán debilitadas, y todas las rodillas tan endebles como el agua.


Su rostro palideció de miedo, y tal pavor se apoderó de él, que sus rodillas temblaban y sus piernas se aflojaron.


En poco tiempo la ciudad ha quedado como un matadero vacío. Los corazones laten acelerados de terror; tiemblan las rodillas; la gente se estremece de dolor y todos palidecen de espanto.


En aquel día le dirán a Jerusalén: «¡Alégrate, no tengas miedo, y ten mucho ánimo!


Hermanos, también les rogamos que reprendan a los perezosos, animen a los desanimados, ayuden a los débiles y tengan paciencia con todos.


Por eso, piensen en el ejemplo que él nos dejó, pues siguió adelante a pesar de tanta oposición por parte de los pecadores. Por tanto, no se cansen ni pierdan el ánimo,


Acaso han olvidado ya las palabras de aliento que como a hijos se les dirige: «Hijo mío, no tomes como algo sin importancia la disciplina del Señor ni te desalientes cuando te reprenda,


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