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Cantares 1:8 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

8 Si no lo sabes, hermosa entre las mujeres, sigue las huellas de mi rebaño hasta las tiendas de los pastores, y apacienta a sus alrededores tus cabritos.

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Biblia Reina Valera 1960

8 Si tú no lo sabes, oh hermosa entre las mujeres, Ve, sigue las huellas del rebaño, Y apacienta tus cabritas junto a las cabañas de los pastores.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

8 Oh, más hermosa mujer, si no lo sabes, sigue las huellas de mi rebaño y apacienta tus cabritos junto a las carpas de los pastores.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

8 ¡Oh la más bella de las mujeres!, si no estás consciente de quién eres, sigue las huellas de las ovejas, y lleva tus cabritas a pastar junto a las tiendas de los pastores.

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La Biblia Textual 3a Edicion

8 Coro Si no lo sabes, ¡oh tú, la más hermosa de las mujeres! Sal tras las huellas del rebaño, Y apacienta tus cabritas Junto a las cabañas de los pastores.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

8 Si lo ignoras, la más hermosa de las mujeres, ve siguiendo las huellas del rebaño, y apacienta tus cabrillas junto al aprisco de los pastores.

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Cantares 1:8
25 Tagairtí Cros  

Mis verdaderos héroes son la gente santa del país. ¡Ellos son la gente que verdaderamente me agrada!


El rey, tu señor, se deleita en tu belleza. Inclínate ante él con reverencia.


La novia, que es una princesa, espera en su recámara, cubierta de hermosos vestidos bordados en oro.


¡Dichoso el hombre que me escucha, que me espera día tras día atentamente a las puertas de mi casa!


¡Qué bella eres, amor mío! ¡Qué bella eres! Tus ojos son suaves como paloma.


Mi amado me dijo: «Levántate, amor mío, hermosa mía, y vámonos,


¡Qué hermosa eres, amor mío, qué hermosa! Tus ojos, tras el velo, son como palomas. Sobre el rostro, tus negros cabellos son como rebaños de cabras que retozan en las laderas de Galaad.


Cuán dulce es tu amor, amada mía, novia mía, Cuánto mejor que el vino. Más fragante es el perfume de tu amor que las más ricas especias.


¡Qué hermosa eres toda tú, amor mío! No tienes defectos.


Dinos, bella entre las mujeres, ¿en qué aventaja tu amado a otros hombres, para que así nos ruegues?


Bella entre las bellas, ¡¿dónde habrá ido tu amado?! Te ayudaremos a buscarlo.


El Señor les dio el mejor consejo: Pregunten dónde está el buen camino, las instrucciones justas en las que antes se orientaban, y vuelvan a vivir conforme a ellas. ¡Ya verán lo bien que se sentirán por ello! Pero responden: «¡No, estamos bien así!».


Después de desayunar, Jesús le preguntó a Simón Pedro: ―Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que estos? Pedro le contestó: ―Sí, Señor, tú sabes que te quiero. Jesús le dijo: ―Cuida de mis corderos.


Sigan mi ejemplo, así como yo sigo el de Cristo.


Lo hizo así a fin de presentársela a sí mismo como una iglesia gloriosa, sin manchas ni arrugas ni nada semejante, sino santa e intachable.


Acuérdense de quienes los han guiado y les han anunciado el mensaje de Dios. Piensen en cuál fue el resultado de vivir como vivieron, e imiten su fe.


No se vuelvan perezosos, sino sigan el ejemplo de los que por fe y con paciencia heredan las promesas de Dios.


Nuestro antepasado Abraham fue declarado justo por lo que hizo. Él ofreció como sacrificio a su hijo Isaac sobre el altar.


Lo mismo le pasó a Rahab, la prostituta, cuando recibió a los espías y los ayudó a huir por otro camino. Ella fue declarada justa.


Hermanos, tomen como ejemplo a los profetas que hablaron en nombre del Señor. Ellos sufrieron y fueron pacientes.


Sara, por ejemplo, obedecía a Abraham y lo llamaba su señor. Si ustedes hacen el bien y no tienen miedo de nada, es que son hijas de ella.


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