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2 Crónicas 10:16 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

16 Cuando el pueblo oyó aquello, exclamó airado: ―¡Olvidémonos de David y de su dinastía! ¡Nos buscaremos otro rey! ¡Que Roboán gobierne a su propia tribu de Judá! ¡Regresemos a nuestras casas!— Y así lo hicieron.

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Biblia Reina Valera 1960

16 Y viendo todo Israel que el rey no les había oído, respondió el pueblo al rey, diciendo: ¿Qué parte tenemos nosotros con David? No tenemos herencia en el hijo de Isaí. ¡Israel, cada uno a sus tiendas! ¡David, mira ahora por tu casa! Así se fue todo Israel a sus tiendas.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

16 Cuando todos los israelitas se dieron cuenta de que el rey no iba a hacerles caso, respondieron: «¡Abajo la dinastía de David! No nos interesa para nada el hijo de Isaí. ¡Regresa a tu casa, Israel! Y tú, David, ¡cuida de tu propia casa!». Entonces el pueblo de Israel regresó a casa;

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Biblia Católica (Latinoamericana)

16 Israel vio que el nuevo rey no los atendía y replicaron al rey: '¿Qué parte tenemos nosotros con David? No tenemos herencia que recibir del hijo de Jesé. ¡A tus tiendas, Israel! Mira ahora por tu casa, David.

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La Biblia Textual 3a Edicion

16 Y cuando todo Israel vio que el rey no les escuchaba, el pueblo respondió al rey, diciendo: ¿Qué parte tenemos en David? ¡No tenemos heredad con el hijo de Isaí! ¡Israel, cada uno a sus dioses!° ¡David, mira ahora por tu propia casa! Y todo Israel se retiró a sus tiendas.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

16 Todos los de Israel, viendo que el rey no los escuchaba, respondieron al rey con estas palabras: '¿Qué parte tenemos nosotros con David? ¡No tenemos heredad con el hijo de Jesé! ¡A sus tiendas, Israel! ¡Mira ahora por tu casa, David!'. Y los de Israel se fueron a sus tiendas.

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2 Crónicas 10:16
34 Tagairtí Cros  

Pronto llegó un mensajero a Jerusalén y le dijo al rey David: ―Todo Israel se ha unido a Absalón en contra suya.


Mi propio hijo está tratando de matarme, y este benjaminita solamente me maldice. Déjenlo tranquilo, porque sin duda el Señor le ha dicho que lo haga.


Allí en Guilgal se hallaba un hombre perverso llamado Sabá hijo de Bicrí, de la tribu de Benjamín. Este tocó la trompeta y comenzó a gritar: «¡No tenemos nada que ver con David! ¡Nada ganamos con seguir al hijo de Isaí! ¡Israelitas, váyanse a sus casas!».


Lo colocaré sobre mi casa y sobre el reino de Israel para siempre, y sus descendientes siempre serán reyes”».


Sin embargo, los israelitas que vivían en las ciudades de Judá permanecieron fieles a Roboán.


Desde entonces el pueblo de Israel ha rehusado ser gobernado por un descendiente de David.


Aumentará el poder de David, mi ungido será una luz para mi pueblo.


La enemistad de los hombres sólo hace que tu gloria se note más; porque tú la usas como espada de juicio.


La descendencia real de David será interrumpida, cortada como se hace con un árbol, pero del tronco surgirá un renuevo, una nueva rama de la antigua raíz.


»Luego, en ese tiempo yo repararé la casa de David, repararé sus grietas, levantaré sus murallas, y haré que vuelva a ser tan importante como antes.


Pero la gente de su país lo odiaba y mandaron un grupo de personas tras él para que dijeran: “No queremos que este sea nuestro rey”.


Y a esos enemigos míos que no querían que yo fuera su rey, tráiganlos aquí y mátenlos delante de mí”».


Desde ese momento muchos de sus discípulos lo abandonaron. Entonces, Jesús les preguntó a los doce:


Y después cada uno se fue a su casa.


Pero, como profeta, sabía que Dios le había prometido bajo juramento que un descendiente suyo se sentaría en el trono que ocupaba.


porque Cristo tiene que reinar hasta derrotar a sus enemigos y ponerlos bajo sus pies.


»Yo, Jesús, he enviado a mi ángel a anunciar estas cosas en las iglesias. Yo soy la raíz y la descendencia de David. Yo soy la estrella resplandeciente de la mañana».


Tampoco tuvieron ninguna muestra de bondad hacia la familia de Gedeón, a pesar de todo lo que él había hecho por ellos.


Pero cuando vio que su lugar estaba vacío también al día siguiente, le preguntó a Jonatán: ―¿Por qué es que David no ha venido a comer ayer ni hoy?


―¿Por qué tú y David han conspirado contra mí? —preguntó Saúl— ¿Por qué le diste alimento y espada y consultaste por él a Dios? ¿Por qué lo alentaste para que se rebelara contra mí para que viniera a atacarme?


―Óiganme, hombres de Benjamín —exclamó Saúl cuando oyó la noticia—. ¿Les ha prometido David campos, viñedos y comisiones en su ejército?


Doeg el edomita, que estaba allí con los hombres de Saúl, dijo: ―Cuando yo estaba en Nob, vi a David conversando con el sacerdote Ajimélec.


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