Biblia Todo Logo
Bíobla ar líne
- Fógraí -





1 Reyes 18:10 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

10 Porque, ciertamente, el rey lo ha buscado a usted por todas las naciones y reinos de la región. Cada vez que se le ha dicho: “Elías no está aquí”, el rey Acab ha obligado al rey de esa nación a jurarle que le está diciendo la verdad.

Féach an chaibidil Cóip


Tuilleadh leaganacha

Biblia Reina Valera 1960

10 Vive Jehová tu Dios, que no ha habido nación ni reino adonde mi señor no haya enviado a buscarte, y todos han respondido: No está aquí; y a reinos y a naciones él ha hecho jurar que no te han hallado.

Féach an chaibidil Cóip

Biblia Nueva Traducción Viviente

10 Te juro por el Señor tu Dios que el rey te ha buscado en cada nación y reino de la tierra, desde un extremo hasta el otro ha procurado encontrarte. Cada vez que alguien le afirmaba: “Elías no está aquí”, el rey Acab obligaba al rey de esa nación a jurar que había dicho la verdad.

Féach an chaibidil Cóip

Biblia Católica (Latinoamericana)

10 Pues tan cierto como que Yavé, tu Dios, vive, que no hay territorio ni reino a donde mi amo no haya mandado buscarte. Y cuando decían: 'Elías no está aquí', hacía que ese reino o ese territorio jurara que no te había visto.

Féach an chaibidil Cóip

La Biblia Textual 3a Edicion

10 ¡Vive YHVH tu Dios, que no hay nación ni reino adonde mi señor no haya enviado a buscarte! Cuando ellos decían: No está aquí, hacía jurar al reino y a la nación que no te habían hallado.

Féach an chaibidil Cóip

Biblia Serafín de Ausejo 1975

10 ¡Por vida de Yahveh, tu Dios! No hay nación ni reino adonde mi señor no haya mandado a buscarte. Y cuando le decían: 'No está aquí', hacía jurar a aquel reino y a aquella nación que no te habían encontrado.

Féach an chaibidil Cóip




1 Reyes 18:10
20 Tagairtí Cros  

Y el rey declaró: ―Juro por el Señor, quien vive y me ha rescatado de todo peligro,


Elías, el profeta de Tisbé de Galaad, le dijo al rey Acab: «Tan cierto como que el Señor, Dios de Israel, vive, el Dios al cual adoro y sirvo, te digo que no habrá rocío ni lluvia durante varios años en Israel, hasta que yo lo diga».


Pero ella le respondió: ―La verdad es que no tengo ni un solo pedazo de pan. Lo único que me queda es un puñado de harina y un poco de aceite. Estaba juntando algunas ramas para hacer fuego, para preparar mi última comida, para que luego mi hijo y yo nos muramos de hambre. Esto es tan cierto como que el Señor tu Dios vive.


Elías hizo lo que el Señor le había dicho, y fue y acampó junto al arroyo.


Y ahora, usted me dice: “Ve y dile que Elías está aquí”.


Pero Elías le dijo: ―Te juro por el Señor, el Dios Todopoderoso, en cuya presencia estoy, que hoy me presentaré ante Acab.


―Señor —protestó Abdías—, ¿qué mal he cometido yo, para que usted me envíe a darle ese mensaje a Acab? ¡Eso es entregarme en sus manos para que me mate!


Pero Micaías le respondió: ―Puedes tener la plena seguridad de que sólo hablaré lo que el Señor me diga que hable. Esto es tan cierto como que el Señor vive.


Ven y llama a cuentas a estos hombres altivos y malvados que se encarnizan persiguiendo a los pobres. Derrama sobre estos malvados el mal que para otros planeaban.


Oculta a tus amados en el refugio de tu presencia, a salvo bajo tu mano, a salvo de las lenguas acusadoras.


El que vive al abrigo del Altísimo, descansará bajo la sombra del Todopoderoso.


―Escóndanse tú y Jeremías —le dijeron los dignatarios a Baruc—. ¡No le digan a nadie dónde están!


Entonces el rey ordenó a Jeramel, su hijo, a Seraías, hijo de Azriel, y a Selemías, hijo de Abdel, que detuvieran a Baruc y a Jeremías. Pero el Señor los ocultó.


Entonces los judíos tomaron piedras para arrojárselas, pero Jesús se escondió y salió del templo.


Descubran en cuál de sus escondites se halla, y vuelvan con una información precisa. Entonces yo iré con ustedes. Y si él está en aquella zona lo encontraré, aun cuando tenga que registrar cada rincón de Judá.


Por fin Aquis decidió llamar a David: ―Te juro por el Señor —le dijo—, que eres un hombre excelente, y desde el día que llegaste no he encontrado nada que me haga desconfiar de ti; para mí sería un placer que me acompañaras a las batallas, pero mis comandantes dicen que no.


Lean orainn:

Fógraí


Fógraí