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Salmos 18:6 - Biblia Martin Nieto

6 los lazos del abismo me liaban, se tendían ante mí las trampas de la muerte.

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Biblia Reina Valera 1960

6 En mi angustia invoqué a Jehová, Y clamé a mi Dios. Él oyó mi voz desde su templo, Y mi clamor llegó delante de él, a sus oídos.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

6 Pero en mi angustia, clamé al Señor; sí, oré a mi Dios para pedirle ayuda. Él me oyó desde su santuario; mi clamor llegó a sus oídos.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

6 En mi angustia yo invoqué al Señor, y clamé a mi Dios. Mi clamor llegó hasta sus oídos y desde su Templo oyó mi voz.

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La Biblia Textual 3a Edicion

6 En mi angustia invoqué a YHVH, clamé a mi Dios; Y Él oyó mi voz desde su templo, Y mi clamor delante de su presencia llegó a sus oídos.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

6 me rodean los brazos del seol, me preceden los cepos de la muerte.

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Salmos 18:6
17 Tagairtí Cros  

Clamé al Señor en mi angustia, hacia mi Dios alcé mi grito: y él escuchó mi voz desde su templo, mi grito llegó hasta sus oídos.


Los sacerdotes y los levitas, de pie, dieron la bendición al pueblo. El Señor escuchó su voz, y su oración llegó hasta su santa morada en el cielo.


El Señor está en su templo santo, el Señor tiene su trono en los cielos; sus ojos están fijos en el mundo, sus miradas exploran a los hombres.


apártate del mal y haz el bien, busca la paz y corre en pos de ella.


llevas a la ruina a los mentirosos, al hombre explotador y fraudulento el Señor lo detesta.


invócame cuando estés angustiado; yo te libraré y tú deberás glorificarme'.


mi corazón en mi pecho se retuerce, me asaltan los pavores de la muerte;


Entretanto, y después de mucho tiempo, murió el rey de Egipto. Los israelitas, que seguían gimiendo bajo la dura esclavitud, clamaron, y su clamor, provocado por la esclavitud, subió hasta Dios.


El Señor, en cambio, está en su santo templo; silencio ante él, tierra entera.


Decía: '¡Abba, Padre!, todo te es posible; aparta de mí este cáliz, pero no sea lo que yo quiero, sino lo que quieres tú'.


Mientras Pedro estaba de este modo custodiado en la cárcel, la Iglesia oraba sin cesar por él a Dios.


Entonces se abrió el templo de Dios, el que está en el cielo, se vio en su templo el arca de su alianza en medio de rayos, voces, truenos, terremotos y fuerte granizada.


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