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Salmos 18:7 - Biblia Martin Nieto

7 Clamé al Señor en mi angustia, alcé mi grito hacia mi Dios, y él escuchó mi voz desde su templo, mi grito llegó hasta sus oídos.

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Biblia Reina Valera 1960

7 La tierra fue conmovida y tembló; Se conmovieron los cimientos de los montes, Y se estremecieron, porque se indignó él.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

7 Entonces la tierra se estremeció y tembló. Se sacudieron los cimientos de las montañas; temblaron a causa de su enojo.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

7 Tembló la tierra y se estremeció, se sacudieron las bases de los montes, que temblaban con sólo ver su furor.

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La Biblia Textual 3a Edicion

7 La tierra fue conmovida y tembló, Se conmovieron los fundamentos de los montes, Fueron sacudidos, porque Él se indignó.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

7 En mi aprieto yo clamo al Señor, a mi Dios elevo el grito, y él escucha mi voz desde su templo, mi clamor alcanza a sus oídos.

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Salmos 18:7
18 Tagairtí Cros  

El Señor mira por los que practican la justicia, sus oídos atienden a sus gritos;


Ellos gritan, el Señor los atiende y los libra de todas sus angustias;


Escucha, Señor, mi grito suplicante; presta oído a mis llantos y no te hagas el sordo, pues yo soy un invitado tuyo; un huésped, como todos mis padres.


En el Señor he puesto toda mi esperanza, él se inclinó hacia mí y escuchó mi grito;


Dios es nuestro refugio y fortaleza, un socorro seguro en momentos de angustia;


He mirado a los montes: retemblaban, y todas las colinas se estremecían.


Te ven los montes y tiemblan, un diluvio de agua irrumpe, el abismo deja oír su voz, levanta a lo alto sus manos.


Se alza él, y hace temblar la tierra; mira, y las naciones se estremecen; los montes eternos se dislocan, los collados antiguos se deshacen, pero sus caminos son eternos.


Pondrá su pie en el monte de los Olivos, que está delante de Jerusalén, al oriente. El monte de los Olivos se dividirá en su punto medio en dirección este- oeste, dejando en el medio un gran valle; una mitad del monte se apartará hacia el norte, y la otra mitad hacia el sur.


De pronto hubo un gran terremoto, pues un ángel del Señor bajó del cielo, se acercó, hizo rodar la losa del sepulcro y se sentó en ella.


Acabada su oración, tembló el lugar en que estaban reunidos, y quedaron todos llenos del Espíritu Santo, y anunciaban con absoluta libertad la palabra de Dios.


Aunque tenga el don de profecía y conozca todos los misterios y toda la ciencia, y aunque tenga tanta fe que traslade las montañas, si no tengo amor, no soy nada.


Se ha encendido el fuego de mi ira / y quemará hasta lo profundo del abismo; / devorará la tierra y sus productos / y abrasará los cimientos de los montes.


Señor, cuando tú saliste de Seír, cuando avanzaste desde los campos de Edón, la tierra tembló, se turbó el cielo, las nubes se deshicieron en agua.


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