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Nahúm 2:10 - Biblia Martin Nieto

10 Robad la plata, robad el oro. ¡Son innumerables las reservas, verdaderos montones de objetos preciosos!

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Biblia Reina Valera 1960

10 Vacía, agotada y desolada está, y el corazón desfallecido; temblor de rodillas, dolor en las entrañas, rostros demudados.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

10 Pronto la ciudad es saqueada; queda vacía y en ruinas. Los corazones se derriten y tiemblan las rodillas. La gente queda horrorizada, con la cara pálida, temblando de miedo.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

10 Roben la plata y saqueen el oro, pues son innumerables los tesoros, verdaderos montones de objetos preciosos.

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La Biblia Textual 3a Edicion

10 ¡Desolación, devastación y destrucción! Desfallece el corazón y se aflojan las rodillas, Los lomos se estremecen y todo rostro palidece.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

10 ¡Saquead la plata! ¡Saquead el oro! Hay un tesoro inagotable, una masa inmensa de objetos preciosos.

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Nahúm 2:10
24 Tagairtí Cros  

La tierra era soledad y caos, y las tinieblas cubrían el abismo; y el espíritu de Dios aleteaba sobre las aguas.


ávidos abren contra mí sus fauces, cual leones que rugen y desgarran.


La convertiré en dominio de erizos, en lagunas, y la barreré con la escoba de la devastación -oráculo del Señor omnipotente-.


Por eso están llenos de convulsiones mis riñones; soy presa de dolores, como los dolores de mujer en parto; la angustia me aturde, el espanto me ciega.


Ved que el Señor devasta la tierra, la arrasa y trastorna su faz y dispersa a sus habitantes:


Preguntad y mirad: ¿puede dar a luz un varón? ¿Por qué, si no, veo a todo hombre con las manos en las caderas como mujer en parto? ¿Por qué todos los rostros descompuestos, lívidos?


Sobre Damasco. Jamat y Arpad están avergonzadas, han recibido una mala noticia; están agitadas por el mar, turbadas sin poder sosegarse.


Y dirás: ¡Señor! Tú mismo has sentenciado que este lugar será destruido y que nadie lo volverá a habitar; ni hombre, ni bestia, sino que será un perpetuo desierto.


Por la herida de la hija de mi pueblo estoy herido, angustiado; el espanto me invade.


'Hijo de hombre, vuelve tu rostro hacia Jerusalén, pronuncia tu oráculo contra su santuario y profetiza contra la tierra de Israel.


Esto dice el Señor Dios: El día en que bajó al reino de la muerte, en señal de duelo por él cerré el abismo, contuve sus ríos y las abundantes aguas se estancaron; vestí por él de luto al Líbano, y todos los árboles del campo se secaron por él.


mudó de color y le asaltaron terribles pensamientos; se le relajaron las articulaciones de sus caderas y sus rodillas se pusieron a temblar una contra otra.


Ante él se estremecen los pueblos, todos los rostros palidecen.


El destructor avanza contra ti; ponte en guardia en la fortaleza, vigila el camino, cíñete los lomos, concentra todas tus fuerzas,


Todo el que te vea huirá de ti y dirá: Nínive ha sido destruida. ¿Quién tendrá piedad de ella? ¿Dónde podré buscarte algún consolador?


'Yo he exterminado a las naciones, han sido derruidas sus fortalezas, he asolado sus calles sin dejar transeúntes, han sido devastadas sus ciudades; no queda un hombre, ni un solo habitante'.


Al oírlo nos hemos descorazonado ante vosotros, porque el Señor, vuestro Dios, es Dios tanto arriba en los cielos como abajo en la tierra.


que les hicieron treinta y seis bajas y los persiguieron desde la puerta hasta el Sebarín derrotándolos en la bajada. El pueblo se desalentó y se acobardó.


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