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Miqueas 2:2 - Biblia Martin Nieto

2 Codician campos y los roban, casas y se apoderan de ellas; hacen violencia al hombre y a su casa, al dueño y a su propiedad.

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Biblia Reina Valera 1960

2 Codician las heredades, y las roban; y casas, y las toman; oprimen al hombre y a su casa, al hombre y a su heredad.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

2 Cuando quieren un pedazo de tierra, encuentran la forma de apropiárselo. Cuando quieren la casa de alguien, la toman mediante fraude y violencia. Estafan a un hombre para quitarle su propiedad y dejan a su familia sin herencia.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

2 Si les gustan unos campos, se los roban; si unas casas, se las toman. Se apoderan de la casa y de su dueño, de un hombre y de su propiedad.

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La Biblia Textual 3a Edicion

2 Codician campos, y los arrebatan, codician casas, y se apropian de ellas. Oprimen al varón y a su familia, al hombre, Y a lo suyo por derecho ancestral.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

2 Si codician campos, los roban; si casas, se apoderan de ellas. Hacen violencia al dueño y a su casa, al hombre y a su propiedad.

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Miqueas 2:2
28 Tagairtí Cros  

Nabot, el yezraelita, tenía una viña en Yezrael, junto al palacio de Ajab, rey de Samaría.


¿No he visto ayer la sangre de Nabot y la sangre de sus hijos? Oráculo del Señor. Pues en esta heredad te daré tu merecido: Oráculo del Señor. Por tanto, agárralo y tíralo a la heredad, conforme a la palabra del Señor'.


Si mi tierra gritó venganza contra mí y sus surcos lloraron juntamente;


No desearás la casa de tu prójimo, ni su mujer, ni su siervo, ni su sierva, ni su buey, ni su asno, ni cosa alguna que a él le pertenezca'.


Entra en juicio el Señor con los ancianos y los jefes de su pueblo: Vosotros habéis devastado la viña, guardáis en casa lo robado al pobre.


¡Ay de aquellos que añaden casas a casas y juntan campos con campos hasta ocupar todo el lugar y quedar como únicos propietarios del país!


Pero tus ojos y tu corazón buscan tan sólo tu propio interés, sangre inocente que derramar, explotación y violencia que ejercer.


oprime al pobre y al indigente, comete robos, no restituye la prenda, alza los ojos a los ídolos, practica cosas detestables,


En ti se acepta soborno para derramar sangre; aceptas usura e interés, despojas con violencia a tu prójimo y te has olvidado de mí, dice el Señor Dios.


Mira, yo bato mis palmas por tus actos de pillaje y por la sangre que corre en medio de ti.


Confiáis en vuestras espadas, cometéis acciones detestables, cada cual deshonra a la mujer de su prójimo, ¿y vais a poseer el país?


Esto dice el Señor Dios: ¡Ya tenéis bastante, príncipes de Israel! Desistid de la violencia y la rapiña, practicad el derecho y la justicia, quitad las confiscaciones de mi pueblo, dice el Señor Dios.


El príncipe no podrá apoderarse de nada de los bienes del pueblo, despojándolo de su propiedad; sólo su propia hacienda pasará en herencia a sus hijos, a fin de que ninguno de mi pueblo sea privado de la propiedad que le corresponde.


Y me dijo: '¿Has visto, hijo de hombre? ¿Acaso no le basta al pueblo de Judá cometer las acciones nefastas que cometen aquí, para que llenen también el país de violencia, hasta el punto de provocar aún mi cólera? Mira cómo se llevan el ramo a las narices.


porque aplastan contra el polvo de la tierra la cabeza de los necesitados y no hacen justicia a los pobres; porque hijo y padre se acuestan con la misma mujer, profanando mi santo nombre;


Escuchad esta palabra, vacas de Basán, que vivís en la montaña de Samaría; las que oprimís a los débiles, maltratáis a los pobres y decís a vuestros maridos: 'Traed y bebamos'.


Escuchad esto, los que aplastáis al pobre e intentáis exterminar a los necesitados,


Escuchad esto, jefes de la casa de Jacob, y vosotros, jueces de la casa de Israel, que despreciáis la justicia y torcéis el derecho,


Sus ricos están llenos de injusticia, sus habitantes hablan falsedad, en su boca hay una lengua engañadora.


Yo vendré a juzgaros; seré testigo acusador contra los hechiceros, contra los adúlteros y los perjuros, contra los que explotan al jornalero, a la viuda y al huérfano y violan el derecho del extranjero sin ningún temor de mí -dice el Señor todopoderoso-.


'¡A y de vosotros, maestros de la ley y fariseos hipócritas, que cerráis el reino de Dios a los hombres! ¡No entráis vosotros ni dejáis entrar a los que quieren!


Porque el amor al dinero es la raíz de todos los males. Algunos, arrastrados por ese amor al dinero, se han apartado de la fe y están atormentados por muchos remordimientos.


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