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Mateo 6:10 - Biblia Martin Nieto

10 venga a nosotros tu reino, hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.

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Biblia Reina Valera 1960

10 Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

10 Que tu reino venga pronto. Que se cumpla tu voluntad en la tierra como se cumple en el cielo.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

10 venga tu Reino, hágase tu voluntad así en la tierra como en el Cielo.

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La Biblia Textual 3a Edicion

10 Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, también en la tierra.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

10 venga tu reino; hágase tu voluntad, como en el cielo, también en la tierra.

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Mateo 6:10
44 Tagairtí Cros  

¡Tú solo, Señor, eres el único! Tú hiciste los cielos, el cielo de los cielos y todas sus estrellas, la tierra y todo cuanto encierra, los mares y todo lo que contienen; a todo ello tú le das la vida, y todos los astros del cielo te adoran.


'Ya tengo yo a mi rey entronizado sobre Sión, mi monte santo'.


por lo que entonces dije: 'Aquí estoy, en el libro está escrito de mí:


Sucederá en los días venideros que el monte de la casa del Señor será afincado en la cima de los montes y se alzará por encima de los collados. Afluirán a él todas las gentes,


Vienen días -dice el Señor- en que yo suscitaré a David un vástago legítimo, que reinará como verdadero rey, con sabiduría, y ejercerá el derecho y la justicia en la tierra.


En los días de estos reyes, el Dios del cielo hará surgir un imperio que jamás será destruido y cuya soberanía no pasará a otro pueblo. Pulverizará y aniquilará a todos estos imperios, mientras que él subsistirá eternamente,


Yo seguía contemplando en mis visiones nocturnas: En las nubes del cielo venía uno como un hijo de hombre; se dirigió hacia el anciano y se presentó ante él.


Y el reino, el poder y la grandeza de los reinos que hay bajo todo el cielo serán entregados al pueblo de los santos del altísimo; su reino será un reino eterno y todos los imperios le servirán y estarán sujetos a él.


Salta de júbilo, hija de Sión; alégrate, hija de Jerusalén, porque tu rey viene a ti: justo y victorioso, humilde y montado en un asno, joven cría de una asna.


Porque el que hace la voluntad de mi Padre celestial, ése es mi hermano, mi hermana y mi madre'.


Os aseguro que algunos de los presentes no morirán sin haber visto al hijo del hombre venir como rey'.


De nuevo, por segunda vez, se fue a orar, diciendo: 'Padre mío, si no es posible que este cáliz pase sin que yo lo beba, hágase tu voluntad'.


y diciendo: 'Convertíos, porque está cerca el reino de Dios'.


Desde entonces comenzó Jesús a predicar y decir: 'Convertíos, porque el reino de Dios está cerca'.


'No todo el que me dice: ¡Señor! ¡Señor!, entrará en el reino de Dios, sino el que hace la voluntad de mi Padre celestial.


¡Bendito el que viene en el nombre del Señor! ¡Bendito el reino que llega, de nuestro padre David! ¡Viva Dios altísimo!


Porque el que hace la voluntad de Dios, ése es mi hermano, mi hermana y mi madre'.


Como la gente lo escuchaba, les propuso una parábola, ya que estaban cerca de Jerusalén y creían que la manifestación del reino de Dios era inminente.


diciendo: ¡Bendito el que viene, el rey, en nombre del Señor!


diciendo: 'Padre, si quieres, aleja de mí este cáliz, pero no se haga mi voluntad, sino la tuya'.


Jesús les dijo: 'Mi alimento es hacer la voluntad del que me envió y completar su obra.


Pues es voluntad de mi Padre que todo el que vea al hijo y crea en él tenga vida eterna y yo lo resucite en el último día'.


El que quiera hacer la voluntad de Dios conocerá si mi doctrina es de Dios o si hablo por mi cuenta.


Después lo destituyó y les dio como rey a David, hijo de Jesé, de quien dio este testimonio: He encontrado a David, hombre de mi agrado, quien cumplirá todos mis deseos.


Y como no había manera de convencerlo, desistimos, diciendo: 'Hágase la voluntad del Señor'.


Él dijo: El Dios de nuestros padres te ha destinado a conocer su voluntad, a ver al Justo y a oír su voz,


Y no os acomodéis a este mundo; al contrario, transformaos y renovad vuestro interior para que sepáis distinguir cuál es la voluntad de Dios: lo bueno, lo que le agrada, lo perfecto.


servidles no sólo cuando os ven, como para quedar bien con ellos, sino como esclavos de Cristo, haciendo de corazón la voluntad del Señor;


que nos rescató del poder de las tinieblas y nos transportó al reino de su Hijo querido,


Por esta razón nosotros, desde el día en que lo oímos, no cesamos de rogar y pedir por vosotros, para que seáis llenos del conocimiento de su voluntad con toda sabiduría e inteligencia espiritual,


Ahora bien, ésta es la voluntad de Dios, vuestra santificación: que huyáis de la impureza,


Dad gracias en toda coyuntura, porque esto es lo que Dios quiere de todos vosotros en Cristo Jesús.


¿No son todos ellos espíritus encargados de un ministerio, enviados al servicio de aquéllos que deben heredar la salvación?


Es necesario que seáis constantes en el cumplimiento de la voluntad de Dios, para que alcancéis lo que os está prometido.


Entonces dije: Aquí estoy yo para hacer tu voluntad, como en el libro está escrito de mí.


os haga aptos para cumplir su voluntad en toda clase de obras buenas, obrando en vosotros lo que le es agradable a sus ojos por Jesucristo, a quien sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén.


Ésta es la voluntad de Dios que reduzcamos al silencio la ignorancia de los insensatos con nuestra conducta ejemplar.


Los días restantes de su vida mortal estarán al servicio no de las pasiones humanas, sino de la voluntad de Dios.


El séptimo ángel tocó la trompeta, y se oyeron en el cielo voces potentes que decían: El imperio del mundo ha pasado a nuestro señor y a su mesías; él reinará por los siglos de los siglos.


Oí una voz potente en el cielo, que decía: Ahora ha llegado la victoria, el poder, el reino de nuestro Dios y la soberanía de su mesías, porque ha sido expulsado el acusador de nuestros hermanos, el que día y noche les acusaba ante nuestro Dios.


Luego oí como una voz de potentes truenos, que decía: ¡Aleluya! El Señor, nuestro Dios, todopoderoso, ha establecido su reino.


Vi también unos tronos; a los que se sentaron sobre ellos, les dieron el poder de juzgar. Vi a los que habían sido degollados por dar testimonio de Jesús y por la palabra de Dios, los que no habían adorado a la bestia ni su estatua y no habían recibido la marca ni en sus frentes ni en sus manos. Éstos vivieron y reinaron con Cristo mil años.


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