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Mateo 18:31 - Biblia Martin Nieto

31 Al ver sus compañeros lo ocurrido, se disgustaron mucho y fueron a contar a su señor todo lo que había pasado.

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Biblia Reina Valera 1960

31 Viendo sus consiervos lo que pasaba, se entristecieron mucho, y fueron y refirieron a su señor todo lo que había pasado.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

31 »Cuando algunos de los otros siervos vieron eso, se disgustaron mucho. Fueron ante el rey y le contaron todo lo que había sucedido.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

31 Los compañeros, testigos de esta escena, quedaron muy molestos y fueron a contárselo todo a su señor.

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La Biblia Textual 3a Edicion

31 Viendo pues lo ocurrido, sus consiervos se entristecieron mucho, y fueron a referir a su señor todo lo sucedido.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

31 Al ver, pues, sus compañeros lo que había sucedido, se disgustaron mucho y fueron a contárselo todo a su señor.

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Mateo 18:31
16 Tagairtí Cros  

Sigue la historia de Jacob. José tenía diecisiete años cuando iba a apacentar el rebaño con sus hermanos, los hijos de Bihl_ y de Zilpa, mujeres de su padre. Y José contó a su padre la mala fama que tenían sus hermanos.


ríos de lágrimas caen de mis ojos porque tu ley no se observa.


no puedo soportar a los traidores, pues ellos no guardan tu palabra.


¡Quién me brindara en el desierto un albergue de ambulantes! Abandonaría entonces a mi pueblo; me alejaría de él, porque son todos adúlteros, una pandilla de traidores.


El rey se entristeció, pero por el juramento y por los invitados ordenó que se la dieran,


El empleado, al salir, se encontró con uno de sus compañeros que le debía un poco de dinero; lo agarró por el cuello y le dijo: ¡Paga lo que debes!


Pero él no quiso, sino que fue y lo metió en la cárcel hasta que pagara la deuda.


Entonces su señor lo llamó y le dijo: Malvado, te he perdonado toda aquella deuda porque me lo suplicaste.


Entonces, mirándolos indignado y apenado por la dureza de sus corazones, dijo al hombre: 'Extiende tu mano'. La extendió y quedó sana.


El criado regresó y se lo contó a su amo. El amo, irritado, dijo a su criado: Sal de prisa a las plazas y a las calles de la ciudad y trae a los pobres y a los inválidos, a los ciegos y a los cojos.


Al acercarse y ver la ciudad, lloró por ella,


Alegraos con los que se alegran, llorad con los que lloran.


Me da vergüenza decirlo: todo esto hace creer que me he portado con demasiada debilidad con vosotros. Pero de lo que otro se atreva a presumir -hablo a lo loco-, también yo.


Obedeced a vuestros jefes y estadles sumisos, porque ellos cuidan de vuestras vidas, de las cuales deberán dar cuenta, para que lo hagan con alegría y no con lágrimas, lo que no os beneficiaría nada.


Acordaos de los presos, de los que sufren torturas, como si estuvieseis en su mismo cuerpo.


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