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Jueces 6:5 - Biblia Martin Nieto

5 Subían con sus rebaños y tiendas como una nube de langosta y lo destruían todo; sus camellos eran innumerables.

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Biblia Reina Valera 1960

5 Porque subían ellos y sus ganados, y venían con sus tiendas en grande multitud como langostas; ellos y sus camellos eran innumerables; así venían a la tierra para devastarla.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

5 Estas multitudes enemigas, que venían con sus animales y sus carpas, eran como una plaga de langostas; llegaban en numerosas manadas de camellos, imposibles de contar, y no se iban hasta que la tierra quedaba desolada.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

5 Sus rebaños y sus tiendas eran tan numerosos como las langostas; no se los podía contar ni a ellos ni a sus camellos cuando llegaban al país para arrasar con todo.

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La Biblia Textual 3a Edicion

5 Porque subían con sus ganados y sus tiendas, entrando como langostas en multitud, pues tanto ellos como sus camellos eran innumerables, y entraban en la tierra para devastarla.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

5 Porque ellos subían con sus ganados y sus tiendas; llegaban tan numerosos como langostas, pues ellos y sus camellos eran innumerables. Venían al país para devastarlo.

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Jueces 6:5
13 Tagairtí Cros  

Morena soy, pero hermosa, hijas de Jerusalén, como las tiendas de Quedar, como los pabellones de Salomón.


No será más poblada ni habitada al paso de las generaciones; el árabe no alzará allí su tienda, ni el pastor apacentará su ganado.


Multitud de camellos te cubrirá, dromedarios de Madián y de Efá; todos vendrán de Sabá, trayendo oro e incienso y cantando las glorias del Señor.


Talan su bosque - dice el Señor- porque son innumerables, multiplicados más que la langosta. Nadie puede contarlos.


Sean ocupados sus tiendas y rebaños, sus toldos y todos sus utensilios; sean robados sus camellos. Y se grite sobre ellos: '¡Terror por todas partes!'.


Serán sus camellos el botín, sus ganados incontables la presa. Yo esparciré a los cuatro vientos a estos beduinos de rapadas sienes, y de todas partes les traeré su ruina -dice el Señor-.


El Señor omnipotente ha jurado por sí mismo: Yo te inundaré de hombres como de langostas, y levantarán sobre ti el grito de triunfo.


Un pueblo desconocido para ti comerá las cosechas de tu tierra y el fruto de todas tus fatigas, mientras tú serás siempre oprimido y aplastado.


Los madianitas, los amalecitas y la gente de oriente estaban desplegados en el valle, tan numerosos como langostas; sus camellos eran innumerables, como la arena que hay a orillas del mar.


Zébaj y Salmuná estaban en Carcor con sus ejércitos, alrededor de quince mil hombres, todos los que habían quedado del ejército del oriente. Habían caído ciento veinte mil guerreros.


Entonces Zébaj y Salmuná dijeron: 'Ánimo, mátanos tú; porque como es el hombre, así es su fuerza'. Entonces Gedeón se levantó, mató a Zébaj y Salmuná y se quedó con las lunetas que llevaban al cuello sus camellos.


David los atacó desde la mañana hasta la tarde y los mató a todos, menos a cuatrocientos jóvenes que montaron en los camellos y huyeron.


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