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Jeremías 38:7 - Biblia Martin Nieto

7 Ebedmélec, eunuco etíope del palacio real, oyó decir que habían echado a Jeremías en la cisterna. Y en una ocasión en que el rey se encontraba en la puerta de Benjamín,

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Biblia Reina Valera 1960

7 Y oyendo Ebed-melec, hombre etíope, eunuco de la casa real, que habían puesto a Jeremías en la cisterna, y estando sentado el rey a la puerta de Benjamín,

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Biblia Nueva Traducción Viviente

7 Pero el etíope Ebed-melec, un importante funcionario de la corte, se enteró de que Jeremías estaba en la cisterna. En ese momento el rey estaba en sesión junto a la puerta de Benjamín,

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Biblia Católica (Latinoamericana)

7 Pero un oficial del palacio, el etíope Abdemalec, oyó decir que habían echado a Jeremías en el pozo.

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La Biblia Textual 3a Edicion

7 Pero un etíope llamado Ebed-melec, eunuco del palacio real, supo que habían puesto a Jeremías en la cisterna; y estando sentado el rey en la puerta de Benjamín,

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

7 El cusita Ebedmélec, eunuco residente en el palacio real, oyó que habían echado a Jeremías en la cisterna. El rey se encontraba entonces en la puerta de Benjamín.

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Jeremías 38:7
22 Tagairtí Cros  

Llevó cautivos a Babilonia a Jeconías y a la madre del rey, a sus mujeres, a sus eunucos y a los nobles del país.


Amenaza a la bestia de los cañaverales, a la manada de toros dominadores de los pueblos; que vengan a rendirse con lingotes de plata; dispersa a las naciones que se complacen en la guerra.


Los hombres sanguinarios odian al hombre íntegro, los hombres rectos cuidan de su vida.


El extranjero que se entrega al Señor no diga: ¡Sin duda el Señor me excluirá de su pueblo! Ni diga el eunuco: 'Yo no soy más que un árbol seco'.


¿Puede un negro cambiar su piel o un leopardo sus manchas? ¿Y vosotros, habituados al mal, podréis hacer el bien?


mandó golpear al profeta Jeremías y luego le puso en el cepo que estaba en la puerta de Benjamín, la más alta, en el templo del Señor.


Entonces los magistrados y el pueblo entero dijeron a los sacerdotes y a los profetas: 'Este hombre no debe ser condenado a muerte, porque nos ha hablado en el nombre del Señor, nuestro Dios'.


después de partir de Jerusalén el rey Jeconías y la reina madre, los eunucos, los príncipes de Judá y de Jerusalén, los herreros y los cerrajeros.


A los príncipes de Judá y Jerusalén, a los eunucos, a los sacerdotes y a todo el pueblo del país que pasó por entre los dos trozos del novillo,


Pero al llegar a la puerta de Benjamín, el guardia que estaba de turno, llamado Yirayas, hijo de Selemías, hijo de Ananías, arrestó al profeta Jeremías exclamando: '¡Tú te pasas a los caldeos!'.


salió Ebedmélec del palacio real y fue a decir al rey:


Odian al que llama al orden al tribunal, y aborrecen al que testifica la verdad.


Todo el país se convertirá en llanura, desde Guibeá hasta Rimón en el Negueb. Jerusalén será elevada, pero en su mismo sitio, desde la puerta de Benjamín hasta el lugar de la puerta Primera, es decir, hasta la puerta del Ángulo, y desde la torre de Jananel hasta los lagares del rey.


Así pues, los últimos serán los primeros, y los primeros los últimos'.


los padres lo llevarán a los ancianos a las puertas de la ciudad


El homicida huirá a una de estas ciudades, se detendrá a la entrada de la puerta de la ciudad y expondrá su caso a los ancianos de la ciudad. Éstos lo recibirán y le asignarán una casa para que viva con ellos.


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