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Jeremías 33:26 - Biblia Martin Nieto

26 jamás rechazaré a la descendencia de Jacob y de David, mi siervo, ni dejaré de tomar de sus descendientes príncipes que gobiernen la posteridad de Abrahán, de Isaac y de Jacob. Pues voy a cambiar su suerte y a tener piedad de ellos.

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Biblia Reina Valera 1960

26 también desecharé la descendencia de Jacob, y de David mi siervo, para no tomar de su descendencia quien sea señor sobre la posteridad de Abraham, de Isaac y de Jacob. Porque haré volver sus cautivos, y tendré de ellos misericordia.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

26 Nunca abandonaré a los descendientes de Jacob o de mi siervo David ni cambiaré el plan de que los descendientes de David gobiernen a los descendientes de Abraham, Isaac y Jacob. En cambio, yo los restauraré a su tierra y tendré misericordia de ellos».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

26 en ese caso ¡tampoco me preocuparé de la familia de Jacob y de David, mi servidor, ni tomaré más de entre sus descendientes a quienes gobiernen la posteridad de Abraham, de Isaac y de Jacob!; pues quiero que vuelvan de su cautiverio y demostrarles así compasión.

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La Biblia Textual 3a Edicion

26 también es cierto que no desecharé el linaje de Jacob y de David mi siervo, dejando de tomar de su descendencia quien sea señor sobre el linaje de Abraham, de Isaac y de Jacob. Porque cambio su suerte y les tengo compasión.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

26 tanto más cierto es que no rechazaré la descendencia de Jacob y de mi siervo David, ni dejaré de tomar de entre sus descendientes gobernantes para la estirpe de Abrahán, de Isaac y de Jacob, pues voy a cambiar su suerte y tendré compasión de ellos'.

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Jeremías 33:26
17 Tagairtí Cros  

El cetro no será arrebatado de Judá, ni el bastón de mando de entre sus pies hasta que venga aquel a quien pertenece y a quien los pueblos obedecerán.


Éstos son los israelitas de la provincia de Judá que regresaron del destierro de Babilonia, donde los había deportado Nabucodonosor, rey de Babilonia, y que volvieron a Jerusalén y Judá, cada uno a su ciudad.


Los sacerdotes, los levitas y una parte del pueblo se establecieron en Jerusalén; los porteros, los cantores, los sirvientes del templo y los demás israelitas, en sus ciudades respectivas.


Pues el Señor se compadecerá de Jacob, elegirá otra vez a Israel y los restablecerá en su país. El extranjero seguirá también sus pasos y se unirá a la casa de Jacob.


En un rapto de mi cólera oculté de ti mi rostro un instante, mas con eterna bondad de ti me apiado -dice tu redentor, el Señor-.


Vete, pues, a pronunciar estas palabras hacia el lado del norte. Dirás: Vuelve, rebelde Israel, dice el Señor. No apartaré mi rostro de vosotros, porque soy misericordioso, dice el Señor; no estaré airado eternamente.


¿Es para mí Efraín un hijo tan querido, un niño que hace mis delicias? Pues cada vez que lo amenazo me vuelvo a acordar de él, se me conmueven las entrañas y tengo compasión de él -dice el Señor-.


Esto dice el Señor, el que establece el sol para alumbrar el día, la luna y las estrellas para alumbrar la noche, el que agita el mar y hace bramar sus olas, cuyo nombre es 'el Señor todopoderoso'.


Esto dice el Señor: Si pudieran medirse los cielos allá arriba y sondearse por abajo los cimientos de la tierra, también yo rechazaría a la casa de Israel por todo lo que ha hecho -dice el Señor-.


¿No te has fijado en lo que dicen estas gentes: 'Las dos familias que el Señor había escogido han sido desechadas'? Así desprecian a mi pueblo, que para ellos ya no es una nación.


Esto dice el Señor Dios: Ahora haré regresar a los cautivos de Jacob, me compadeceré de toda la casa de Israel y me mostraré celoso de mi santo nombre.


Me compadeceré, en cambio, de la casa de Judá; los salvaré por medio del Señor, su Dios, y no por medio de arco, espada o lanza, o con caballos y jinetes'.


Aquel día -dice el Señor- yo responderé a los cielos, y ellos responderán a la tierra;


Y haré fuerte a la casa de Judá y victoriosa a la casa de José. Les haré retornar a la patria, siento compasión por ellos; serán como si no los hubiese nunca rechazado.


Pues Dios encerró a todos en la desobediencia para tener misericordia con todos.


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