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Isaías 6:10 - Biblia Martin Nieto

10 Embota el corazón de este pueblo, endurece su oído, ciega sus ojos, de suerte que no vea con sus ojos, ni oiga con sus oídos, ni entienda con su corazón, ni se convierta, ni se cure.

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Biblia Reina Valera 1960

10 Engruesa el corazón de este pueblo, y agrava sus oídos, y ciega sus ojos, para que no vea con sus ojos, ni oiga con sus oídos, ni su corazón entienda, ni se convierta, y haya para él sanidad.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

10 Endurece el corazón de este pueblo; tápales los oídos y ciérrales los ojos. De esa forma, no verán con sus ojos, ni oirán con sus oídos, ni comprenderán con su corazón para que no se vuelvan a mí en busca de sanidad.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

10 ¡Puedes ir! Se pondrá más pesado el corazón de este pueblo, se volverán sordos sus oídos y se les pegarán sus ojos. ¿Acaso se atreverían a ver con sus ojos, y a oír sus oídos, para que comprenda su corazón, y se conviertan y recuperen la salud.

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La Biblia Textual 3a Edicion

10 Embota el corazón de este pueblo Y que sus oídos se endurezcan y sus ojos se cieguen; No sea que viendo con sus ojos Y oyendo con sus oídos Y entendiendo con su corazón, Se convierta, y sea sanado.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

10 Embrutece el corazón de este pueblo, endurece sus oídos, ciega sus oídos, para que sus ojos no vean, ni oigan sus oídos, ni entienda su corazón y no se convierta y se cure'.

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Isaías 6:10
34 Tagairtí Cros  

tienen el corazón embrutecido, pero yo me deleito en tu ley;


Han endurecido sus entrañas y sólo saben hablar con arrogancia;


Que su mesa se convierta en un lazo para ellos y en una trampa para sus amigos;


Pero el Señor endureció el corazón del Faraón, que no quiso dejarlos ir.


Y Moisés y Aarón habían realizado todos estos prodigios en presencia del Faraón. Pero el Señor endureció el corazón del Faraón, que no dejó salir de su país a los israelitas.


Yo endureceré el corazón de los egipcios y seguirán tras ellos por el mar; así seré glorificado a costa del Faraón y de todo su ejército, de sus carros y de sus caballeros.


Pero yo endureceré el corazón del Faraón y multiplicaré en Egipto mis señales y prodigios.


El que guiña los ojos maquina engaños, el que aprieta sus labios ya ha consumado el mal.


un tiempo para matar y un tiempo para curar; un tiempo para destruir y un tiempo para edificar;


El Señor herirá a Egipto, pero para sanarlo luego; ellos se convertirán al Señor, que los acogerá y los curará.


Por eso el Señor les habla así: Orden sobre orden, regla sobre regla, ora por aquí, ora por allá; para que cuando anden, se caigan de espaldas, se fracturen huesos, y queden atrapados en el lazo y presos.


porque el Señor ha derramado sobre vosotros un espíritu de sopor, ha cerrado vuestros ojos: los profetas, y ha velado vuestras cabezas: los videntes.


por eso yo continuaré obrando maravillas, estupendas maravillas; entonces fracasará la sabiduría de sus sabios, y la inteligencia de sus inteligentes se eclipsará.


Deteneos y pasmaos, quedad ciegos, sin vista; borrachos, mas no de vino; tambaleándoos, pero no de licor;


No saben ni entienden nada; sus ojos están cerrados a toda visión y su corazón a toda inteligencia.


¿Por qué, Señor, nos haces andar errantes lejos de tus caminos y endureces nuestro corazón para que no te temamos? ¡Oh, vuelve, por amor de tus siervos y de las tribus de tu heredad!


El corazón es complejo más que toda otra cosa y perverso: ¿quién lo conoce a fondo?


Escucha, pueblo necio e insensato, que tiene ojos y no ve, oídos y no oye.


¿A quién he de hablar? ¿A quién conjurar para que escuche? Ved, su oído está incircunciso, no pueden escuchar. Ved, la palabra del Señor es para ellos objeto de irrisión; han perdido su gusto.


Obceca su mente, ¡tu maldición sobre ellos!


Y el Señor me dijo: Toma otra vez el ajuar de un pastor insensato.


Pero ellos no quisieron atender, volvieron la espalda y se hicieron los sordos.


Porque la mente de este pueblo está embotada, tienen tapados los oídos y los ojos cerrados, para no ver nada con sus ojos ni oír con sus oídos, ni entender con la mente ni convertirse a mí para que yo los cure.


Les has cegado sus ojos y has embotado su mente para que sus ojos no vean ni su mente comprenda; así no podrán convertirse ni yo los tendré que sanar.


Porque la mente de este pueblo se ha embotado, han tapado sus oídos y han cerrado sus ojos para no ver con sus ojos, ni oír con los oídos, ni entender con la mente, ni convertirse para que los cure.


Por tanto, arrepentíos y convertíos para que sean borrados vuestros pecados;


para éstos, olor de muerte que mata; para aquéllos, olor de vida que da vida. ¿Y quién está a la altura de tal misión?


Pero Sijón, rey de Jesbón, no nos permitió pasar por sus dominios, pues el Señor, tu Dios, había hecho inflexible su espíritu y había endurecido su corazón, con el fin de ponerlo en tus manos, como aún lo está hoy.


Pero hasta la fecha, el Señor no os ha dado inteligencia para entender, ojos para ver y oídos para escuchar.


Durante cuarenta años os he hecho caminar por el desierto, sin que se os hayan gastado los vestidos y el calzado.


Cuando los haya llevado a la tierra que prometí con juramento a sus padres, tierra que mana leche y miel; cuando hayan comido hasta saciarse y hayan engordado, luego se irán tras otros dioses, a los que servirán despreciándome a mí y violando mi alianza.


Engordó Jesurún y tiró coces -estabas gordo y corpulento-; / volvió las espaldas a Dios, / su creador, / y despreció la roca de su salvación.


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