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Isaías 50:2 - Biblia Martin Nieto

2 ¿Por qué, cuando vine, no encontré a nadie, y cuando llamé, nadie respondió? ¿Sería acaso mi brazo demasiado corto para libertar o me faltaría fuerza para salvar? Con una amenaza seco yo el mar, convierto los ríos en desierto; y sus peces, por falta de agua, se amustian y mueren de sed.

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Biblia Reina Valera 1960

2 ¿Por qué cuando vine, no hallé a nadie, y cuando llamé, nadie respondió? ¿Acaso se ha acortado mi mano para no redimir? ¿No hay en mí poder para librar? He aquí que con mi reprensión hago secar el mar; convierto los ríos en desierto; sus peces se pudren por falta de agua, y mueren de sed.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

2 ¿Por qué no había nadie cuando vine? ¿Por qué nadie respondió cuando llamé? ¿Se debe a que no tengo poder para rescatar? ¡No, no es esa la razón! ¡Pues yo puedo hablarle al mar y hacer que se seque! Puedo convertir los ríos en desiertos llenos de peces muertos.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

2 O bien, ¿a quién debo yo dinero, y a quién los he vendido? Por culpa de sus pecados fueron vendidos y por sus infidelidades me divorcié de su madre. ¿Por qué, cuando llegué, no encontré a nadie, y cuando llamé, nadie me respondió? ¿Se me habrá acortado el brazo, que no alcanza a salvar, o será que ya no tengo fuerzas? Con un solo gesto dejo seco el mar y cambio los ríos en desiertos. Sus peces, sin agua, quedan en seco y mueren de sed.

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La Biblia Textual 3a Edicion

2 ¿Y por qué cuando Yo vengo no hay nadie, Y cuando llamó nadie responde? ¿Se ha acortado mi mano para redimir? ¿No tengo ya fuerza para salvar? He aquí, a mi reprensión se seca el mar, Convierto los ríos en desierto, Sus peces mueren de sed, Y hieden por la falta de agua.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

2 ¿Por qué, cuando vine, no había nadie; cuando llamé, nadie respondió? ¿Es demasiado corta mi mano para librar o no hay en mí fuerza para salvar? Mirad: con mi amenaza seco el mar, convierto los ríos en desierto; apestan sus peces por falta de agua y se mueren de sed.

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Isaías 50:2
46 Tagairtí Cros  

¿Hay algo difícil para el Señor? De aquí a un año volveré, y Sara tendrá un hijo'.


Así que no os dejéis engañar por Ezequías ni os dejéis seducir de esta manera. No le creáis, porque si ningún dios de nación o reino alguno pudo salvar a su pueblo de mi poder y del poder de mis padres, mucho menos podrá libraros a vosotros vuestro Dios'.


Amenazó al mar Rojo, y se secó; los llevó entre las aguas como por el desierto;


Él convierte los ríos en desierto, las fuentes de agua en tierra seca;


Moisés extendió después su mano sobre el mar, y el Señor, por medio de un recio viento del este, empujó el mar, dejándolo seco y dividiendo las aguas.


Pero los israelitas pasaron sin mojarse por medio del mar, formando para ellos las aguas como una muralla a ambos lados.


Los peces del río morirán, el río apestará y los egipcios no podrán beber más su agua'.


Los peces del río murieron, el río apestaba y los egipcios no podían beber de él, y hubo sangre en todo Egipto.


Yo os llamé y me rechazasteis, os tendí la mano y no me hicisteis caso.


El Señor secará el golfo del mar de Egipto; levantará su mano contra el Éufrates con su potente soplo, y lo dividirá en siete arroyos que se podrán pasar sandalia en pie;


Se evaporarán las aguas del mar; el río quedará seco, sin agua;


El Señor ha extendido su mano sobre el mar para aplastar sus reinos; ha dado órdenes sobre Canaán de destruir sus fortalezas.


¿Cuál de todos los dioses de esos países ha salvado a su país de mis manos, para que el Señor pueda también salvar de mis manos a Jerusalén?'.


Miré, y no había nadie; entre ellos ningún consejero a quien pudiera interrogar y que me respondiese.


Voy a secar montes y colinas, agostaré todo su verdor; trocaré los ríos en tierra seca y secaré los pantanos.


Esto dice el Señor, el que abrió en el mar un camino, un sendero en las caudalosas aguas;


el que dice al océano: ¡Sécate!, yo haré que se sequen tus corrientes;


¿No eres tú el que secó el mar, las aguas del océano; el que convirtió en camino el fondo del mar para que pasaran los libertados?


Sí, como a una mujer abandonada y desolada te ha requerido el Señor. A la esposa tomada en la juventud, ¿se la puede rechazar? - dice tu Dios-.


No, la mano del Señor no es demasiado corta para salvar, ni su oído tan duro como para no oír;


Ha visto que no hay nadie y se ha extrañado de que nadie intervenga. Entonces su brazo le ayudó y su justicia le sostuvo.


¿el que los hizo pasar por el fondo del mar, como un caballo en la estepa sin tropiezo?


No hubo nadie que invocara tu nombre, que despertara para apoyarse en ti, pues tú habías escondido tu rostro de nosotros y nos habías dejado a merced de nuestras iniquidades.


yo os destino a la espada, y todos sucumbiréis en la matanza; porque llamé y no respondisteis, hablé y no escuchasteis, hicisteis lo que es malo a mis ojos y elegisteis lo que a mí no me agrada.


así yo también me recrearé en su desgracia y haré recaer sobre ellos lo que temen; porque he llamado y nadie ha respondido, he hablado y no han escuchado. Han hecho lo que es malo a mis ojos, han elegido lo que a mí no me agrada.


¿Por qué eres como un hombre deprimido, como un guerrero incapaz de salvar? Pero tú estás en medio de nosotros, oh Señor, y nosotros llevamos tu nombre. ¡No nos desampares!


Se han observado las órdenes de Jonadab, hijo de Recab, que prohibió a sus descendientes beber vino, y ellos, fieles al mandato de su antepasado, no lo han bebido hasta el presente. En cambio, yo os he hablado a vosotros insistentemente, sin cansarme y no me habéis escuchado.


Os he mandado repetidamente, sin cansarme, a mis siervos los profetas para avisaros: Convertíos cada uno de su perverso camino, enmendad vuestra conducta, no vayáis tras dioses extraños, no los adoréis, y de esta forma podréis vivir en la tierra que yo os di a vosotros y a vuestros padres. Pero no habéis obedecido ni me habéis hecho caso.


Recorred las calles de Jerusalén, mirad, informaos bien, buscad por sus plazas, a ver si encontráis un hombre, uno solo que practique la justicia, que busque la verdad, y yo perdonaré a esta ciudad.


Y ahora, por haber hecho todas esas cosas -dice el Señor-, por no haberme escuchado cuando yo os hablaba con insistencia y sin tregua y no haber respondido a mis llamadas,


Tú les dirás todas estas cosas, y no responderán.


He escuchado atentamente; no hablan como se debe; ninguno se arrepiente de su perversidad, y dicen: '¿Qué es lo que he hecho?'. Todos siguen su desenfrenada carrera, como el caballo vuela donde hierve la lucha.


¿Estáis dispuestos cuando oigáis sonar el cuerno, el pífano, la cítara, la sambuca, el salterio, la zampoña y toda clase de instrumentos musicales a postraros y adorar la estatua que he hecho? Si no la adoráis, seréis inmediatamente arrojados en un ardiente horno de fuego; y ¿qué Dios os podrá librar de mis manos?'.


Sí, hemos pecado, hemos obrado inicuamente alejándonos de ti; hemos fallado en todo y no hemos guardado tus preceptos,


Por la mañana, al rayar el alba, el rey se levantó y marchó precipitadamente al foso de los leones.


He dado la orden de que en todos los dominios de mi reino tiemblen todos y teman ante el Dios de Daniel: Porque él es el Dios vivo, que existe por los siglos; su reino no será jamás destruido y su imperio no tendrá fin.


Cuanto más los llamaba, más se alejaban de mí. Ofrecían sacrificios a los baales y quemaban incienso a los ídolos.


Mi pueblo se inclina a la apostasía; gritan a lo alto, pero nadie los levanta.


Grita contra el mar y el mar se seca, y agota todos los ríos. El Basán y el Carmelo se marchitan, y el verdor del Líbano se amustia.


¿Es que te has enfurecido, Señor, contra los ríos; es que te has irritado contra el mar, para que montes en tus caballos y en tus carros victoriosos?


El Señor replicó a Moisés: '¿Es que es tan pequeño mi poder? Ahora verás si se cumple o no mi palabra'.


Él se levantó, increpó al viento y dijo al mar: '¡Calla! ¡Cálmate!'. Y el viento cesó y se hizo una gran calma.


Vino a los suyos, / y los suyos no lo recibieron. /


La causa de la condenación consiste en que la luz vino al mundo, y los hombres prefirieron las tinieblas a la luz porque sus obras eran malas.


las aguas que venían de arriba se pararon y se amontonaron a mucha distancia -desde Adán hasta la ciudad que está próxima a Sartán-, y las que bajaban al mar de Arabá, el mar Muerto, quedaron enteramente separadas de las otras, mientras el pueblo pasó frente a Jericó.


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