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Hechos 26:14 - Biblia Martin Nieto

14 Todos caímos a tierra, y yo oí una voz que me decía en hebreo: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? Duro es para ti dar coces contra el aguijón.

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Biblia Reina Valera 1960

14 Y habiendo caído todos nosotros en tierra, oí una voz que me hablaba, y decía en lengua hebrea: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? Dura cosa te es dar coces contra el aguijón.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

14 Todos caímos al suelo y escuché una voz que me decía en arameo: “Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? Es inútil que luches contra mi voluntad”.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

14 Todos caímos al suelo y yo oí una voz que me decía en hebreo: 'Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? En vano pataleas contra el aguijón.

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La Biblia Textual 3a Edicion

14 Y al caer todos nosotros por tierra, oí una voz que me decía en lengua hebrea: ¡Saulo, Saulo! ¿por qué me persigues? ¡Dura cosa te es dar coces contra el aguijón!

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

14 Caímos a tierra todos, y oí una voz que me decía en dialecto hebreo: 'Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? Duro es para ti dar coces contra el aguijón'.

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Hechos 26:14
11 Tagairtí Cros  

La prudencia recta concilia el favor; la conducta de los pérfidos, la perdición.


Yo haré de Jerusalén una copa llena de licor embriagante para todos los pueblos de alrededor. También Judá estará en el asedio de Jerusalén.


y le dijo: Corre y di a este joven: Jerusalén será una ciudad abierta a causa de la cantidad de hombres y animales que habrá en ella.


El comandante se lo permitió. Pablo, puesto en pie sobre las escaleras, hizo ademán al pueblo con la mano, y se hizo un gran silencio. Entonces habló en lengua hebrea:


Cuando oyeron que les hablaba en lengua hebrea, el silencio se hizo más profundo.


al mediodía vi en el camino, oh rey, una luz venida del cielo, más brillante que la del sol, que me envolvió a mí y a los que iban conmigo.


Yo dije: ¿Quién eres tú, Señor? Y el Señor dijo: Yo soy Jesús, a quien tú persigues.


Los que lo acompañaban se quedaron atónitos, oyendo la voz, pero sin ver a nadie.


¿O queremos provocar celos al Señor? ¿Somos acaso más fuertes que él?


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